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Todo era convencionalismo y frase ingeniosa en aquel hombre que se había emperejilado intelectualmente, cortándose una levita para las ideas y planchándole los cuellos al lenguaje. Jacinta, que aún tenía poco mundo, se dejaba alucinar por las dotes seductoras de su marido.

Haciéndose cargo de la impaciencia de su amiga, el ciego descolgó de un clavo el traje que él llamaba nuevo, por un convencionalismo muy corriente en las combinaciones mercantiles, y lo entregó a su amiga, que en cuatro zancajos se puso en el patio y en la Ronda, tirando luego hacia el llamado Campillo de Manuela.

Un gran contento físico vino á confundirse, además, con este amor admirativo. Gould estaba harto de sus compañeras de trabajo. Un convencionalismo de la cinematografía americana, inventado no se sabe por quién, exige que todos los actores sean grandes, y las artistas, liliputienses.

Yo mismo, en calidad de poeta descriptivo y colorista, había barajado en más de una ocasión estos lugares comunes de la estética andaluza, con aplauso de mis convecinos. Mas ahora la realidad excedía y se apartaba un poco de este convencionalismo poético. Por lo pronto, yo no reparé al entrar en la calle de Argote de Molina, a las once, si había en el cielo luna y estrellas.

Y en esa especie de ventas que de su parte excluían si no el convencionalismo del trato social, toda humillación por lo menos, tenía su modo de ofrecer, que determinaba concretamente el alto precio que a su entender era lo justo.

En cambio, Lefort declara que Velázquez compuso Las Lanzas fuera de todo convencionalismo, y que es «una de las páginas más vivas de historia que ha producido la pintura: ninguna se deja leer y penetrar mejor: ninguna es más sincera y elocuente por la clara sencillez de su ejecución». Y Justi dice que «pocos lienzos son tan sugestivos, y menor número todavía revela un pintor dotado de sentimientos tan nobles».

La obra es un poema idílico, género de literatura que puede decirse propio de nuestro siglo y que ha producido en Alemania, en América y en Provenza tres obras superiores, del todo ajenas al amanerado convencionalismo de la bucólica antigua.

Si esto es realismo, bendito sea. Si realismo quiere decir guerra al convencionalismo, a la falsa retórica y al arte docente y sermoneador, y todo esto en nombre y provecho de la verdad humana, bien venido sea. Así pintaba Velázquez. El señor Pereda no es fotógrafo grande ni chico, porque la fotografía no es arte, y el señor Pereda es un grande artista.

Mañana, que nosotros nos muramos, la pobre necesitará buscarse el sustento trabajando, si antes no encuentra un marido... ¿Y qué marido le vamos a dar a una muchacha con necesidades y sin dinero? Los tertulios no cayeron en la trampa. En realidad tampoco ella lo pretendía. Todo aquello venía a reducirse a puro convencionalismo, pues a nadie se le ocultaba lo que había debajo.

Era incapaz de afrontar situaciones reñidas con el carácter de los hechos comunes y con su criterio rectilíneo de viejo patricio. La herencia del antiguo convencionalismo español había encuadrado sus ideas en fórmulas precisas, limitadas, que no permitían la intervención de sentimientos ajenos a la naturaleza de los suyos.