Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de junio de 2025
Al ver entrar al famoso maestro, los oficiales suspendían un instante su trabajo y los que estaban cubiertos se quitaban respetuosamente la gorra. Allí vio Ramiro, por primera vez, manipular las espadas ígneas, y contempló con heroico deslumbramiento tantos aceros que iban a lanzarse en seguida hacia las más diversas comarcas, frenéticos de sangre y de honra.
El sabio, que busca los elementos de la piedra, averigua que todas las rocas macizas, compuestas de cristales ó de pasta cristalina, son como el granito, metales oxidados; tales son el pórfido, la serpentina y las rocas ígneas que brotan del suelo en las erupciones volcánicas, traquita, basalto, obridiana, piedra pómez; todo es silicio, aluminio, potasio, sodio y calcio.
Febrer, antes de sumirse de nuevo en la inconsciencia, antes de atravesar otra vez las puertas ígneas del delirio, veía próximos a sus ojos los ojos húmedos de Margalida, cada vez más tristes y lagrimeantes en sus círculos azulados; sentía el soplo tibio de su aliento en sus propios labios, y luego estremecerse éstos con un contacto sedoso y húmedo, una caricia leve y tímida semejante al roce de un ala. «Dorga, don Chaume.» El señor debía dormir.
Sobre un lecho, adormida, de piedras finas, te arrullan de los bosques las auras suaves; velan tus sueños de oro castas ondinas, te murmuran mil trovas parleras aves. Palpita en tus entrañas, arde en tu suelo la áurea y candente lava de los volcanes; sierpes de escamas ígneas hienden tu cielo cuando ruedan crujiendo los huracanes.
Las cabras silvestres, en sus alturas inaccesibles, saltaban de meseta en meseta, y únicamente cuando rodaba el trueno en el azul sombrío y los rayos como serpientes ígneas bajaban con veloz angulosidad a beber en el inmenso abrevadero del mar huían las tímidas bestias con balidos de terror a refugiarse en las oquedades cubiertas por el ramaje de las sabinas.
Los «frascos», arma terrible de los corsarios ibicencos, botellas ígneas que al romperse sobre la cubierta enemiga la incendiaban con su fuego, caen sobre el navío del «Papa». Arden los cordajes, flamea la obra muerta, y como demonios saltan entre las llamas Riquer y los suyos, la pistola en una mano, el hacha de abordaje en la otra.
Los medios puntos de cristales, que brillaban al sol como bocas ígneas, tragaban y tragaban gente. Por la noche continuaba el desfile á la luz de los focos eléctricos.
Brillaban los peñascos de basalto, semejantes a bloques de metal; centelleaban, cual si fuesen proyectores eléctricos, los tejados y los vidrios de las casas de la playa; los bosques despedían luz: cada hoja era un espejo. Los remates de las torres y los mástiles de los buques anclados en la bahía serpenteaban como espadas ígneas por encima de la niebla.
Con la imaginación dió forma Lacour á este cataclismo. Vió una serpiente alada vomitando chispas y humo, una especie de monstruo wagneriano que al aplastarse contra el suelo abría sus entrañas, esparciendo miles de culebrillas ígneas que lo cubrían todo con sus mortales retorcimientos... El proyectil debía haber estallado muy cerca, tal vez en la misma plazoleta ocupada por la batería.
Palabra del Dia
Otros Mirando