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Actualizado: 12 de octubre de 2025
¡Qué tonta! exclamó Joaquinita, pareciendo que se ruborizaba. Vaya, dígame con franqueza, ¿qué le parece a usted de la soirée de Cachupín? me preguntó, cambiando con afectada volubilidad de conversación. ¿Qué soirée? Esta en que usted se encuentra. ¿Ha estado usted en su vida en otra más cachupinesca? ¡Oh! exclamé apresuradamente. ¡Nada de eso! Es una tertulia muy agradable y distinguida.
La Francia es voluble, lo ha sido hasta hoy, porque la volubilidad es su talento; la cifra que Dios escribe al pié de cada cuna. Tal vez la educacion de la experiencia, un prodigio del estudio y del arte, modifique mañana ese talento y le abra otro camino; pero esto será la empresa de mañana, y yo no hago aquí la biografía de la Francia futura.
Pero mis oídos estaban más atentos a la plática del malagueño y la hermana, y observé con rabia que aquél la requebraba descaradamente con una volubilidad y una gracia que, lo confieso ingenuamente, estaba yo muy lejos de poseer.
La velada estuvo saturada de efusión. ¡Tenía Magdalena tantas cosas que referirnos! Había contemplado hermosos paisajes, había admirado toda clase de novedades, de costumbres, de ideas, de trajes. Hablaba revelando el desorden en la memoria abarrotada de recuerdos tumultuosos con la volubilidad de un alma impaciente por referir en algunos minutos una multitud de adquisiciones hechas en dos meses.
No tardamos mucho en descubrir la causa: una gran urraca estaba posada sobre la repisa, en la bóveda de la chimenea, sumida en un silencio sepulcral que contrastaba singularmente con su anterior volubilidad. Aquella voz fue la que oímos desde el camino, y nuestro amigo no era responsable de la descortesía.
No puede decirse que su fisonomía fuera antipática: sonreía con bondad, y, sobre todo, había en sus ojuelos cierta gracia y una volubilidad amable. Sí, hija mía, sí: sé dónde está, sí, pero es muy lejos. No podrá usted ir sola; su perderá usted, hija mía. Venga usted y yo la pondré en camino. Y volvió atrás. Siguiéronle Batilo y Clara, que creyó al fin haber encontrado el hilo del laberinto.
Mis ojos no se apartaban casi nunca de su rostro: ella entornaba a menudo los suyos para dirigirme una sonrisa apretando al mismo tiempo mi mano. Observé, no obstante, que se había amortiguado un poco la viva expresión de su fisonomía y que iba perdiendo aquella graciosa volubilidad del principio.
Cuando vio a su doncella un poco ablandada o más bien fatigada de negar, le dijo con graciosa volubilidad: Verás, tonta; no vayas a creer que es una cosa del otro jueves... Mucho peor es un fuerte dolor de muelas y ya sabes que los he sufrido bastante a menudo... La imaginación te hace creer que es una cosa terrible, cuando, en realidad, tiene muy poco de particular... Todo depende de que ahora no se usa porque la virtud se ha desterrado del mundo; pero en los buenos tiempos de la religión era cosa común y corriente y nadie que se preciara de buen cristiano dejaba de hacer esta penitencia... Vamos, prepárate a darme ese gusto y hacer al mismo tiempo una buena obra... Aguarda un poco... Voy a buscar lo que nos hace falta...
Ahora y siempre, porque mi tranquilidad, mi acción en la vida y mi vida misma no pueden depender, ¡no deben depender! de la volubilidad de una muchacha ni de dos... y, por otra parte, ¿quieres nada más ridículo, nada más desairado, nada más cursi, que un hombre como nosotros, eternamente triste porque lo dejó una novia para casarse con otro con quien es «eternamente» feliz?... ¡Adonde iríamos a parar!
Mientras hablaba con una volubilidad febril unas veces caminando, otras sentada, no dejaba de lanzar rápidas miradas alrededor de la chimenea. Ella sabía que el duelo debía efectuarse a las tres y media.
Palabra del Dia
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