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Actualizado: 15 de julio de 2025
No son estas burlas para dos veces. Por Dios que así me quede en éste, ni admita otro gobierno, aunque me le diesen entre dos platos, como volar al cielo sin alas. Yo soy del linaje de los Panzas, que todos son testarudos, y si una vez dicen nones, nones han de ser, aunque sean pares, a pesar de todo el mundo.
La humilde iglesia lejana, flotando en la sombra violácea, parecía hacer a su alma una seña inmóvil. Adriana hubiese querido volar hacia ella, arrodillarse en la penumbra más vaga de su nave pequeña y llorar a solas, indefinidamente, bajo las luces encendidas en los cirios. Subieron a la habitación de la abuelita, en seguida de comer.
Puesta ya en salvo esta, se empeñó el enemigo en un trabajo improbo, de hacer volar con minas los peñascos durísimos: dividió en piezas las carretas, arrastró las ruedas con tornos, y trasportó todas las demas cosas en hombros de negros, y de los indios cautivos, con el trabajo de un mes, y aun quizas mas.
Desde un principio, Pomerantzev se percató de que se hallaba en una casa de locos, pero le tenía sin cuidado: estaba seguro de que, si quisiera, podía convertirse en espíritu puro y volar así por todo el mundo.
Se hubiera oído volar una mosca; los lobos, al andar, no hacían ruido alguno, y el cuervo iba a posarse en la copa de una encina seca, situada sobre una de las rocas opuestas; su brillante plumaje parecía de color azul, y de vez en cuando volvía la cabeza como si escuchara. Aquello era extraordinario. Robin pensó: El loco no ve nada ni oye nada; y van a devorarle.
No tengo fuerzas para arrostrar el odio de una madre. Rafael se indignaba. Entonces di que no me amas. Te has cansado de mí. Quieres levantar las alas; te impulsa la locura de otros tiempos; deseas volar de nuevo locamente por tu mundo. La artista fijaba en él sus grandes ojos empañados por las lágrimas. Su mirada era de ternura y de lástima.
Salabert triunfaba. El granuja del mercadal de Valencia traía los reyes a su casa. Sus ojos saltones, mortecinos, de hombre vicioso, brillaban con el fuego del triunfo. La explosión de la vanidad hacía volar en pedazos las inquietudes sórdidas que aquel baile le había causado, la lucha a muerte que había sostenido con su avaricia.
Ningún otro intentó tampoco llevarle la contraria por temor de hacer un mal papel. La conversación se encauzó por otro lado. Charlose animadamente del proyecto de construcción de una nueva iglesia, cerca de la plaza, echado a volar por varios vecinos y al cual se oponía con todas sus fuerzas el cura, por temor de que se dividiera la parroquia.
Antonia procuraba evadir la conversación siempre enojosa; pero el doctor insistió diciendo con alegre y serena sonrisa: Oye, Antoñita, no trates de engañarme, hazte cargo de la realidad. Presiento ya mi fin, y mi alma que, en efecto, está más impaciente que el cuerpo, empieza por abandonar a intervalos este mundo para volar al otro en ensueños y divagaciones.
Yo he sentido á su vista nacer en mi corazón un insaciable deseo de venganza; y ahora, por vez primera, me explico que los soldados de Mendieta, en el combate de Yarayabo, lanzaran exclamaciones de júbilo, cada vez que una granada hacía volar en todas direcciones fragmentos de carne humana.
Palabra del Dia
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