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Actualizado: 3 de octubre de 2025
Pero decía él que su cazadora valía por la piel de un proboscidio. No le entraban balas ni catarros. En cambio Quintanar, ceñido al cuerpo el capotón espeso, tenía que hacer esfuerzos para no dar diente con diente. ¡No, no hace mucho frío! dijo, por miedo de delatarse. «Afortunadamente éste es un sonámbulo que no se fija nunca en si los demás tienen cara de risa o cara de vinagre.
Son exquisitas. ACHICORIAS. Se limpian y cortan, se ponen en agua hirviendo y sal; cuando están cocidas, se sirven con aceite y vinagre y un poco de su caldo. Lo mismo se ponen la lechuga y escarola cuando se quieren cocidas.
Salía don Víctor dejando tras sí las puertas abiertas, dando órdenes caprichosas para que se cumplieran en su ausencia; y cuando Ana ya sola, pegada a la chimenea taciturna, de figuras de yeso ahumado, quería volver a su propedéutica piadosa, a los preparativos de vida virtuosa, encontraba anegada en vinagre toda aquella sentimental fábrica de su religiosidad, y calificaba de hipocresía toda su resignación. «¡Oh no, no! ¡yo no puedo ser buena! yo no sé ser buena; no puedo perdonar las flaquezas del prójimo, o si las perdono, no puedo tolerarlas.
SESOS FRITOS. Se les quita la película que los cubre y todos los hilos de sangre; se lavan en varias aguas y se ponen a hervir en agua con vinagre, sal y cebolla, durante media hora; una vez hervidos, sepárense del agua y córtense en trozos, envolviéndolos en harina y huevo batido y friéndolos en aceite bien caliente.
¿Con vinagre son los conejos? dijo un soldado , pues gracias á que nosotros somos gentes de buenas tragaderas, pero cuida que lo del vinagre no entre en parte con el vino. Tinto de Valdepeñas voy á traeros, que no lo bebe mejor ni aun tan bueno el papa. Tienes razón, porque el papa lo bebe de otra parte. Pero pasemos adelante. En una habitación del piso alto estaban el alférez Saltillo y Velludo.
Las tripas se lavan muchísimo en diferentes aguas frías con vinagre y sal.
Sí, la tiene; no me lo niegue usted. ¡Y el hambre nos hace pensar unas cosas tan tristes!... Verá usted cómo yo le quito en un momentito esa cara de vinagre y se la pongo de jerez amontillado... Aquí lo traigo en este frasco... Al mismo tiempo abrió un saquito de piel que traía en la mano y comenzó a sacar vitualla y dos o tres frascos con vino y leche.
Mi tío pedía a gritos un médico, el vinagre y los sinapismos; y mientras éstos se aplicaban abundantemente en las piernas ciclópeas de la señora, don Benito y yo corríamos en busca de todos los médicos del barrio. Las señoras de la vecindad, algunas de las cuales eran de la relación de la familia, concurrieron inmediatamente al conocer la desesperación de mi tío.
Dudo yo que el más científico cocinero francés, sin más que habas, aceite turbio, vinagre archi-turbio, pimientos, sal y agua, pueda sacar cosa tan rica como dicha cocina de habas preparada por cualquiera mujer cordobesa.
Parecías el Cristo de las enagüillas. ¡Qué flaqueza!, ¡qué color! Yo decía que te habían destetado con vinagre y que te daban tu ración en moscas... Vaya, vaya, en la Mancha has engordado..., ¡qué duras carnes! añadió pellizcándola en diferentes partes de su cuerpo . Y en la cara tienes ángel. De ojos no andamos mal. ¡Qué bonitos dientes tienes! Veremos si te duran como los míos.
Palabra del Dia
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