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Actualizado: 17 de junio de 2025


Pero lo singular de todo esto, lo que prueba que el estilo, las creencias y los sentimientos del narrador y la luz del cielo con que tal vez ilumina los casos más crueles y las mayores catástrofes pueden trocar el mal en bien y convertir el veneno en triaca, es que Angelito y Soledad, tan desventurados materialmente, se hacen dignos de envidia y de gloria, y el pobre de D. Antonio, que al principio de la novela casi nos infunde desprecio y es objeto de risa y de burla, acaba por ser amado y venerado de los lectores.

Era Balarán de nobilísima prosapia, de majestuosa presencia y de bello rostro resplandeciente en juventud lozana; era celebrado por su profundo conocimiento de los Vedas, de las Leyes de Manú, de los Puranas y demás libros sagrados, y de todos los sistemas filosóficos-ortodoxos y heterodoxos de la India; y era venerado además por su energía, por su fe inquebrantable en los altos destinos de su religión y de su casta, y por otras raras virtudes aparentes o verdaderas.

El mencionado manuscrito, fielmente trasladado a la estampa, es como sigue. Cartas de mi sobrino 22 de Marzo. Querido tío y venerado maestro: Hace cuatro días que llegué con toda felicidad a este lugar de mi nacimiento, donde he hallado bien de salud a mi padre, al señor vicario y a los amigos y parientes.

Aquella tarde, el viejo y venerado maestro, a quien solían llamar Próspero, por alusión al sabio mago de La Tempestad shakespiriana, se despedía de sus jóvenes discípulos, pasado un año de tareas, congregándolos una vez más a su alrededor.

No habían andado mucho cuando tropezaron con el gran poeta don Luis de Rojas, el amigo cariñoso y el maestro venerado de Tristán. Era un viejecito pulcro, de facciones correctas y ojos vivos que gastaba perilla y bigote enteramente blancos ya y el cabello cortado en media melena como tributo pagado a su gloriosa juventud romántica.

De este modo puede suponerse que quedando el cuarto mas noble de la mezquita completamente cerrado al pueblo por ambos lados de norte y sur con las dos Maksuras, y ocupada esta seccion por los principales personages de la corte y oficiales palatinos, no sería fácil que se cometiese ninguna irreverencia en la persona del Imám ni en el venerado Mushaf cuando este era sacado ó restituido al tesoro por dos ministros y un tercero delante llevando un cirio encendido . Quedaban las dos Maksuras una enfrente de otra, y ambas á dos comprendian el mismo espacio, al menos en su longitud de oriente á poniente, puesto que interceptaban las tres naves del medio de las once que la mezquita tenia.

Ya lograr esto, es lograr muchísimo. El que lo logra merece admiración y aplauso y hasta mueve a envidia, a quien no tiene el alma desinteresada y generosa: pero desde este triunfo fugitivo hasta la inmortalidad gloriosa y hasta conseguir la victoria sobre aquellos autores, a quienes ha venerado el mundo durante largos siglos y a quienes han ensalzado muchas generaciones de críticos, hay enorme distancia, sobre la cual nadie puede dar un brinco sin caer en lo absurdo.

Juan de Jesús María había «dicho proposiciones heréticas y blasfemias, en particular que estaba tres veces confirmado en gracia, una por los pecados mortales, otra por los veniales y otra por las imperfecciones; dijo que lo bautizó la Santísima Trinidad, y que el Angel de su Guarda era Nuestra Señora: que no tenía necesidad de la intercesión de los Santos ni de las imágenes que eran añagazas: que Nuestro Señor le había concedido un Jubileo como á San Francisco: que todas las personas que le dieran limosnas para entrar dos hijas monjas no se habían de condenar: dijo, que mientras más veces comía y bebía se sentía más bien para la oración; que con los abrazos comunicaba á las mujeres el Espíritu y amor de Dios, y así las abrazaba y besaba diciendo que de él no se pegaba nada de la comunicación de las mujeres, porque estaba en el estado de la inocencia, y que no tenía nada de la carne de Adán, etc., etc.,» probándosele también que hacía creer á muchos que sacaba almas del Purgatorio, que había subido al cielo nada menos y que allí lo habían bautizado; que tenía éxtasis y que durante mucho tiempo no habían sido otros sus propósitos que hacerse pasar por ser santo digno de ser venerado en los altares.

Levantando la cortinilla, buscó un momento en el misterioso, santo y venerado hueco... ¡Oh!, no había nada. Busca por aquí, busca por allí y nada... Acordose de que no era aquel el sitio donde está la custodia, sino otro más alto. Subió al altar, puso los pies en el ara santa... Busca por aquí, por allí... ¡Ah!, por fin tropezaron sus dedos con el metálico pie de la custodia.

Quiera nuestro venerado patrón San Benito concederos su gracia y dirigir nuestros juicios en esta ocasión, para el bien de la comunidad y para la mayor gloria de Dios. ¿Cuántos son los cargos dirigidos contra el novicio Tristán? Cuatro, reverendo padre, contestó el interpelado en voz baja y sumisa. ¿Los habéis enumerado y expuesto conforme lo manda nuestra santa regla?

Palabra del Dia

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