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Actualizado: 21 de junio de 2025


Aquí, si nuestro trabajo no llevara el carácter de un viaje á la ligera, nos detendríamos en muchas páginas; mas, sin embargo, como la rapidez de una banca no es, ni la que da aliento una caldera de vapor, ni una ventolina de empopada, ni aun la pujanza de cuatro hijos de las verdes vegas de la Cartuja, tenemos tiempo de ver y apreciar en el largo espacio que media desde el Trozo hasta que se entra en el caudaloso Pasig.

El solar de los Vegas, en el valle de Carriedo, de Castilla la Vieja, fué la residencia de la familia del mismo nombre, que pretendía remontar su origen á la más remota antigüedad, y hasta estar emparentada con el fabuloso Bernardo del Carpio. Tales pretensiones de antigüedad eran entonces comunes á todos. Sus bienes de fortuna, sin embargo, no corrían parejas con su orgullo genealógico.

Bosques de álamos blancos y de muchos árboles gigantescos se suceden, alternando á veces con hermosas praderas, donde saltan y retozan los magníficos potros, las lustrosas vacas y las robustas ovejas de las crias escogidas pertenecientes al patrimonio real, ó á varios propietarios que poseen terrenos en las márgenes ó vegas del Tajo.

Con esta determinacion partieron luego de Philadelphia para Niza, Ciudad de Licia, y de allí á Magnesia la que está en la ribera del rio Meandro, donde apenas llegó Roger cuando dos ciudadanos de Tiria vinieron á pedirle socorro diciendo; que la Ciudad no estaba bastantemente fortificada que pudiese defenderse de los terribles asaltos del enemigo, y que si el socorro se tardaba, era cierto el perderse: que los Turcos con poco cuidado se podian coger á tiempo que estuviesen derramados por aquellas vegas, y hacer alguna buena suerte, con grande honra del ejército y provecho suyo: que en llegando la noche se retiraban á los bosques, y salido el sol volvían á talar y destruir la campaña.

Bonis, desesperado, abandonó aquellos hermosos valles de eterna verdura, de frescas sombras y matices infinitos en la variedad de los accidentes de colinas y vegas, en que serpenteaban claros ríos... «¡Divino! ¡Divino!... ¡Pero qué pillo es Lobato, y qué ladrones son todos estos pastores!... En otra situación, sin estos cuidados y preocupaciones, ¡qué buenos días hubiera pasado yo en esta espesura, en que se mezcla el rumor de las copas de los pinos con el del mar, del que parece un eco!». Cabruñana era región ribereña, y parecían sus valles estrechos y de mil figuras, de verde jugoso y oscuro en las laderas y en las planicies pantanosas, cauces de antiguos ríos, abandonados por las aguas.

Habian estos indios abscondido Sus hijos y mugeres, y pensaban, En viendo algo seguro su partido, En nuestra gente dar, y así hablaban, Diciendo, pocos son: mas fuè sabido El falso que en secreto concertaban; Y asì salen huyendo por las vegas, Dejando de maiz muchas hanegas.

La raza parda, pero cultivadora ó comerciante, que habita las vegas vecinas á Ocaña ó las ciudades de Mompos, Barraquilla, Cartagena y Santa-Marta, se ha civilizado con el trabajo social y la vida comunicativa, y será no muy tarde una poblacion vigorosa y de excelentes cualidades.

Y sin permitirse ni uno ni otro el más insignificante regalo, ni una copa de aguardiente, ni una onza de chocolate. Aquella vida de esfuerzos y privaciones tuvo al fin su recompensa. Los vecinos del llano, que disfrutaban fértiles vegas y praderas riquísimas de regadío, se dieron un día cuenta con asombro de que el tío Pacho de la Braña era el paisano más rico de Villoria.

Las aguas toman vida; aquel que una vez tan sólo las ha visto venir rugiendo por el declive violento del río, enroscarse sobre mismas, caer atormentadas y frenéticas al peldaño gigante, y de allí lanzarse al abismo, en medio del estertor que resuena en la montaña y va a herir el oído del viajero que cruza silencioso las cumbres, aquel que ha visto ese cuadro, no lo olvida jamás, aunque vuelva a habitar las llanuras serenas, los campos sonrientes o las vegas llenas de flores.

Desde el interior del cuarto, sólo se veía el muro de la torre de la Catedral, pues la calle que mediaba era sumamente estrecha; pero cuando me asomé al balcón, grata fué mi sorpresa al hallar que había delante del famoso templo una plazoleta con árboles, y que como aquella era la parte más alta de la ciudad, dominaba la vista las extensas y pintorescas vegas del contorno.

Palabra del Dia

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