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Actualizado: 8 de junio de 2025
Anduvo el tiempo, vendióse el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán.» Porque vea vuestra merced si quien viene desta ralea podrá dar su parecer en semejantes causas.
Cansada yo de negársela, sin conseguir que desista, que me respete, que forme de mí la opinión que debe y que me trate como se trata a una mujer honrada, he accedido a la cita para que venga y vea y sepa quién soy, y para tratarle como merece. ¡Animas benditas! exclamó doña Inés, poniéndose las manos en la cabeza . Tú no sabes lo que has hecho. Eso es aventuradísimo.
No dejaré pasar ni una noche ni una mañana sin rogar por ella, y cuando vea delante de mis ventanas, a la otra parte de la calle, aquella ventana cerrada para siempre, o encuadrando otras caras, ¡cómo se partirá mi corazón de tristeza y de pesar, sino la entreveo a ella... allá en el cielo!... ¡Cuánto debo yo a mis buenas amigas! Creo verdaderamente que la amistad es la forma visible de Dios.
Stein no tardó en ser desnudado y metido en la cama. Entre tanto se oían golpes repetidos a la puerta. Ahí está Manuel dijo entonces su mujer . Venga usted conmigo, madre, que no quiero estar sola con él, cuando vea que hemos dado entrada en casa a un hombre sin que él lo sepa. La suegra siguió los pasos de la nuera. ¡Alabado sea Dios!
Descendieron los paseantes y al entrar al hotel, dirigiéndose al comedor, don Saverio se aproximó a Baldomero y le dijo al oído: El asado se pasó un poquito, ¡vea! ¿Por qué no lo retiró, amigo? ¡Eh, qué quiere!... ¿Sabe?... es tarde... ¿Qué dice? preguntó Melchor a Baldomero. El hombre está afligido porque nos hemos demorado.
Vea, Maltrana: yo fui ministro, ¿sabe?... ministro de la provincia, en mis tiempos de muchacho, cuando andaba mezclado en los batifondos de la política. Además, he sido diputado nacional. Ahora no me meto en nada; mis negocios no más, y a vivir tranquilo. Pero tal vez por esto me tratan de Su Excelencia. ¡Qué demonios de alemanes!
Pues, mira; como vuelva a verte otra vez con ella, no me contento con lo que hoy hice... ¡Os clavo a los dos con una navaja! Ya te librarás de hacer nada de eso, ni presentarte siquiera delante de mí cuando esté hablando con otra mujer gritó el joven cada vez más enfurecido. ¡En cuanto te vea con esa pendanga! ¡Alza! ¡ya verás! ¡ya verás!
Era Elías que entraba; se le sentía subir. Venía alumbrado por una linterna, y como de costumbre, hablando solo. Retírese usted dijo con viveza la mística. ¿Y usted se queda aquí? Retírese usted á su cuarto. Que no le vea levantado.
Es amado, además de Elvira, de la reina Blanca y de otra dama de palacio, llamada Isabel, aconsejándole también la prudencia no oponerse á las sugestiones de las dos últimas, aun cuando se vea obligado, por otros motivos, á hablar con el mayor misterio de la pasión disimulada por la Reina.
Pero qué callado está usted... observó Jacinta sonriendo . ¿Qué?, ¿se siente usted peor? Dice mamá, que si usted se casa se le quitarán diez años de encima. Conque, decidirse... La fisonomía del misántropo se iluminó al oír esta peregrina receta. «También yo lo creo dijo . Vea usted; un remedio que parece tan fácil, es imposible».
Palabra del Dia
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