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Hombres y mujeres, ancianos y niños, adultos que pasan de la pubertad á la vejez del cuerpo y del alma con una precocidad increible, por la accion de los vicios y de las privaciones, todos van entrando, descendiendo esa escalera y aglomerándose como los insectos sobre una charca pútrida, para pasar allí la noche, confundidos, revueltos, medio ebrios, medio idiotas, extenuados de fatiga y hambrientos, odiándose á veces mútuamente, sin conciencia de su ser, ni nocion de Dios, ni amor á la humanidad, ni resignacion, ni remordimiento, ni aspiraciones, ni esperanza....

El otro día, tres soldados de la Academia, que vinieron con unos «parditos» a ver los gigantones, armaron un escándalo porque no les dejaban entrar por un perro gordo. ¡Como si pidiésemos limosna...! Se van muchos echando pestes contra la iglesia, lo mismo que si fuesen herejes, y en la escalera pintan con carbón cosas abominables o escriben palabras obscenas. ¡Qué tiempos!, ¿eh, Gabriel?

Mi prurito de curiosear me induce a leer cuantos libros nuevos van saliendo sobre esta materia, que no son pocos; y mientras más desatinados son, miradas las cosas por el vulgo de los timoratos, más me divierten los tales libros.

¡Está usted enterao, amigo! respondió Suárez riendo. Malagueñas del riñón mismo del Perchel, cantadas con mucho estilo y con la gracia de Dios. Quedé bastante avergonzado, y observándolo la hermana, me dirigió una mirada cariñosa, diciendo al mismo tiempo: Ahí van peteneras... Por uté.

Todo á los ojos del viajero es salvaje y solemne. Allí se camina por el fondo de gargantas profundas, ó por encima de faldas muy arrugadas, que se van eslabonando en tortuosos giros, conduciendo al viandante de sorpresa en sorpresa.

Hay en estos cuatro versos una reminiscencia de la Pasionaria de Zorrilla, que podrán advertir desde luego los que hayan leido esa interesante leyenda. Mas ¡qué importa! si la tumba Pronto ahogará el genio mio, Como el torrente bravío Que va á morir en el mar. «Nuestras vidas son los rios «Que van á dar en la mar, «Que es el morir: «Allí van los señoríos, «Derechos á se acabar «Y consumir

De manera que, satisfaciendo cada pueblo las asignaciones que van señaladas, emplearía sesenta por ciento de sus utilidades, y siendo éstas 10.000 pesos, como se pone, importarán 6.000 pesos, y le quedarían de aumento cuarenta por ciento, o 4.000 pesos.

En seguida fue a buscar al hermano Gabriel. ¡Se van! le dijo bañada en lágrimas. ¡Gracias a Dios! repuso el hermano . Bastante han echado a perder las losas de mármol de la celda prioral. ¿Qué dirá su reverencia cuando vuelva? No me ha entendido usted dijo la tía María, interrumpiéndole . Quienes se van son don Federico y su mujer. ¿Que se van? dijo fray Gabriel ; ¡no puede ser!

No faltó quien murmurase que los curas, por malvados que fuesen, tenían siempre en los labios estas palabras. El presidente le respondió con su acritud acostumbrada: Bueno; más adelante le juzgará Dios. Por lo pronto van a juzgarle a usted los hombres. El tribunal de los hombres le condenó a catorce años, ocho meses y un día de reclusión.

ROSCÓN. Peladas y molidas medio kilo de almendras, se unen con otro medio de azúcar; se baten seis yemas y se van uniendo, echando también canela molida y limón rallado; se agregan las seis claras a punto de nieve, se envuelve bien, y en latas cubiertas de obleas se coloca el rosco, dejando en el centro un hueco, que se consigue poniendo un molde boca abajo en el centro, y formando el rosco alrededor, se mete al horno, y cuando está cocido, se baña con almíbar y clara de huevo, volviéndolo al horno unos dos minutos.