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Hay en estos cuatro versos una reminiscencia de la Pasionaria de Zorrilla, que podrán advertir desde luego los que hayan leido esa interesante leyenda. Mas ¡qué importa! si la tumba Pronto ahogará el genio mio, Como el torrente bravío Que va á morir en el mar. «Nuestras vidas son los rios «Que van á dar en la mar, «Que es el morir: «Allí van los señoríos, «Derechos á se acabar «Y consumir

En el centro había una plazoleta rodeada de cañas de la India y dentro una glorieta con enredadera de madreselva y pasionaria. En el fondo y en uno de los ángulos, adosada al alto muro que lo cercaba, estaba la casita del jardinero.

Traía yo un tomo de versos, generalmente de Zorrilla. Angelina se encantaba con las leyendas del afamado poeta: «A buen juez, mejor testigo», «La Pasionaria», «Margarita la Tornera». Con ésta, sobre todo, que era para ella lo más hermoso de la poesía moderna. Me parece que veo a la anciana y a la joven muy diligentes y afanosas, oyendo atentamente los sonoros versos.

En flores y hierbas olorosas nada tiene que envidiar á otras provincias, viéndose por doquier el tornasol, la rosa de Alejandría, el camantigue, la sampaca, el campupot, la gumamela, el ilang-ilang, el calachuche, los lirios, las azucenas, las saguilalas, el romero, la salvia, el pandacaque, la albahaca, el hagonoy, la hierba-luisa, el lagundi, la pasionaria y la siempre-viva; hierbas y flores que crecen sin que mano amiga las cuide, riegue y desbroce.

Se introdujeron en el parque, penetraron en la glorieta de pasionaria y madreselva y se acomodaron en dos butacas rústicas de paja delante de una gran mesa de mármol. No tardaron en servirles los aperitivos pedidos por el amo. ¿Cómo has dejado a tus tíos? Sin novedad: mi tía casi loca y mi tío demasiado cuerdo respondió el joven riendo.

La pasionaría perdería su valor simbólico; y hasta el amor al novio o al marido o al amante, que ella combina siempre con el presentimiento de deleites inmortales, y que idealiza, hermosea y ensalza con mil vagos arreboles de misticismo, se convertiría en cualquiera cosa, bastante menos poética. Tal es, en general, la mujer de la provincia de Córdoba.

La señora, en la primavera y en las tardes y noches de verano, suele estar cosiendo o de tertulia en el patio, cuyos muros se ven cubiertos de un tapiz de verdura. La hiedra, la pasionaría, el jazmín, el limonero, la madreselva, la rosa enredadera y otras plantas trepadoras, tejen ese tapiz con sus hojas entrelazadas y le bordan con sus flores y frutos.