Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de octubre de 2025
Ha sido un hombre leal. Ha cumplido siempre, sin vacilaciones, el deber que se impuso noventa y un años atrás. Su conciencia está tranquila. Cuando Dios le llame a juicio y le pregunte si jugó alguna vez a encarnado, él dirá: Nunca.
Pero su hermana le demostró la conveniencia de aguardar algún tiempo y él se resignó. Al fin se realizó la visita. Aurelia pasó una tarde en el boudoir de la señora de Osorio. Raimundo, después de muchas vacilaciones, no se atrevió a ir con ella. A los tres o cuatro días se presentó de nuevo Clementina en casa de los jóvenes a convidarles para ir por la noche al Real.
Alentado con este éxito, siempre que ella traía el cabello peinado de tal forma, con mucho disimulo y después de largos preparativos y vacilaciones osaba posar los labios sobre él. Aquella sensación era tan viva, tan deliciosa, que la guardaba muchos días en la boca y le hacía feliz.
En estas dudas y vacilaciones se hallaba, cuando, bajando por la calle de Serrano, al levantar los ojos casualmente hacia arriba, acertó a ver en un mirador bastante alto a su enemigo. Cruzóle entonces por la mente la idea de averiguar su nombre y escribirle.
Tú no eres ya un niño, y debes decidir por ti mismo estas cosas. ¡Yo!, ¡que vaya yo! murmuró el joven farmacéutico, sintiendo un temblor, un frío... Se ponía malo de sólo pensarlo. Tú, sí, tú... Déjate de miedos y vacilaciones. Si lo quieres hacer lo haces, y si no lo dejas.
Aquella noticia acabó con las vacilaciones de la joven cuya mente, por lo demás, estaba ya bastante trabajada merced á tantas noches en vela y á sus horribles ensueños. Pálida y con los ojos estraviados, buscó á hermana Balî y, en voz que daba miedo, le dijo que estaba dispuesta y la preguntaba si la quería acompañar.
Ahora volvía a ver con intensa emoción aquella casa y marchaba hacia ella, no sin vacilaciones; con cierto temor que no podía explicarse y que agitaba su diafragma, oprimiéndole los pulmones. Pasaban los hortelanos junto al diputado, cediéndole el borde del camino, y él contestaba distraídamente a su saludo. Todos ellos se encargarían de contar dónde le habían visto.
Y puso nueve luises al 17... Rodó la bolilla. El 13 una vez más. Perdía. Su gesto se hizo más duro y agresivo. La suerte empezaba á reirse de él por su falta de voluntad. Un dominador no debe sentir vacilaciones; suya era la culpa, por haber abandonado el número. Los hombres deben insistir hasta imponerse, ó perecer sin abandonar su primera actitud. ¡Al 13, como antes!... Y salió el 17.
Entonces, usando de todos los miramientos, vacilaciones y rodeos, tímidos unas veces, enérgicos otras, propios del hombre encargado de dar una noticia inesperada y triste que ha de herir el corazón, me dijo, recibiéndome en sus brazos: «¡Ya no tienes madre!» Me pareció que el suelo se hundía bajo mis pies, que mi existencia vacilaba por encontrarse sin base; mi alma elevose rápidamente al cielo como queriendo buscar la de aquélla que fue vida de mi vida aquí en la tierra. ¡Jamás hubiera creído que pudiese vivir sin ella un solo día!
Y de nuevo entonces, como una esfinge atormentadora, surge en su mente la pregunta de si ha pasado o no la edad en que sin imprudencia puede el hombre casarse y crear una familia. Esta vez, debido quizás al influjo de ese alegre sol de mayo, la respuesta se formula en su espíritu con menos vacilaciones, con mayor claridad que nunca.
Palabra del Dia
Otros Mirando