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Actualizado: 10 de septiembre de 2025
Las criadas de las bandejas pasaron de nuevo recogiendo las tacillas vacías, y rogando á los señores que tomasen otra de otro almíbar, como en efecto la tomaron muchos. La historia, prolija en este punto, cuenta que los almíbares eran de nueces verdes, de cabellos de ángel, de tomate y de hoja de azahar. Hubo también arrope de melocotón.
Sintió necesidad de ver inmediatamente los establos con sus animales vacunos; luego echó una ojeada á las cuadras vacías. La movilización se había llevado sus mejores caballos de labor. Igualmente había desaparecido su personal. El encargado de los trabajos y varios mozos estaban en el ejército.
La piel erizábase de gotas de sudor; los pechos se dilataban, como si no encontrasen aire. ¡Vino y más vino! Para el calor no existía remedio más acertado: era el verdadero refresco andaluz. Batiendo palmas unos, y chocando otros las botellas vacías, como si fuesen palillos, jalearon las famosas sevillanas de María de la Luz y el señorito.
Pero el cuentecillo tiene su buena dosis de sal y pimienta. Lo sentiría mucho dijo la condesa . Es un recuerdo que he tenido al oír hacer la apología de las obras de Dumas. ¡Tantas exclamaciones vacías y ni siquiera una palabra de elogio para esa historia de la Magdalena y de Lázaro, de la que no puedo leer un renglón sin derramar lágrimas!
Vamos a bailar agarrados como la gente fina. Las muchachas, turbadas por el vino, se cogieron unas a otras o cayeron en los brazos de los viñadores jóvenes. Todos comenzaron a dar vueltas, al son de la guitarra. El capataz y los acólitos de don Luis, acompañaban el ritmo chocando botellas vacías o golpeaban el suelo con sus bastones, riendo como niños de esta habilidad musical.
Y así estuvieron inmóviles largo tiempo, como si no la hubiesen visto nunca, hipnotizados por aquella cara de mofletes luminosos suspendida en el horizonte. Un norteamericano arrojó una botella con dirección al astro. Había que dar de beber a la gran señora. E inmediatamente, como si esta locura fuese contagiosa, una lluvia de botellas vacías o sin destapar fue cayendo en el Océano.
Entonces, márchese. ¡Márchese! ¡Eso se dice muy pronto!; pero es el caso que no quiero irme. No he hecho una legua de camino para volverme con las manos vacías. ¿Eres tú, Hullin? interrumpió bruscamente una voz saliendo de la cueva de al lado. Sí, Marcos. ¡Ah! Ya voy.
Canalla replicó el Sultán no has entendido que por encontrar vacías esas frentes, acudo en apelación a tu locura. ¿Hay otro más loco que tú? Poderoso Mohamad dijo el-Bayer , lo hay en Granada, y ese podrá acaso satisfacer tu curiosidad. ¿Dónde se halla esa perla peregrina? dijo el Sultán. En los subterráneos de la Alcazaba replicó el aprendiz de la locura.
Creo que me he contenido porque estaba delante aquel ángel, que no parece hija suya, si no... nos hubieran oído los sordos, señora Gregoria... a Pablo no le hablaré jota de esto, porque se enfermaría, y con razón, como voy a enfermarme yo, de seguro... pero, ¿a dónde voy? no sé, no sé... a casa no me vuelvo así, con las manos vacías; mi gran recurso ha hecho fiasco. ¡Dios mío! estoy tan desesperada, que me arrojaría bajo ese tranvía que pasa... Yo pienso que estos golpes de la vida la endurecen a una el corazón: estoy contenta, sí, señor, de que haya tronado el ladrón de Esteven.
Me hace daño vería entre aquellas mujeres sucias y enfermas, no poder hablarla con libertad. Me miran todas, como si fuese un animal extraño. La monja me molesta. Calló un instante, y luego añadió con expresión de vergüenza, empañándose sus ojos de lágrimas: No puedo ir con las manos vacías: la pobre desea flores... se las prometí.
Palabra del Dia
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