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Actualizado: 6 de octubre de 2025


Quedó un momento silenciosa con el rostro fruncido. Bueno, hasta mañana en el barco... Voy allá porque tu me lo mandas manifestó al fin dándole la mano. No; yo probablemente no podré ir. ¡Ah! ¿No vas ? Pues entonces hazte cuenta que no voy yo. ¿Por qué? Porque no quiero. ¡Siempre tan testarudilla! dijo Uceda apretando cariñosamente la mano que tenía cogida. Iré por que no te enfades.

No; no, señor; pero el incógnito había tenido una disputa con un palafranero á propósito de su viejo caballo, había querido zurrarle, sobrevinieron el señor conde de Olivares y el señor duque de Uceda, y el desconocido se descargó diciendo que era sobrino del cocinero mayor de su majestad.

Se comprende fácilmente: el padre es el duque de Lerma; el hijo, el de Uceda; el otro, don Baltasar de Zúñiga, y el sobrino, el conde de Olivares, esto sin contar el de Lemos y otros... ¿De modo que habéis vivido engañando á todo el mundo? El amor al dinero... Porque sin el dinero... ¿Habéis llegado al punto de matar por el dinero? ¡Ah, no, señor; no, señor! exclamó todo horrorizado Montiño.

Los amigos no le perdonan que tenga buena sombra y que de vez en cuando les tome un poco el pelo. Uceda se sintió mortificado por esta respuesta picante, pero tuvo fuerzas para disimular y dijo con acento grave y resuelto: Tendrá toda la sombra que quieras, pero no ha sabido portarse como persona decente ni con María ni con su amigo Velázquez, á quien debe favores y dinero.

Aquí no hay padre ni hijo; sólo hay el duque de Lerma, favorito del rey, y el duque de Uceda, favorito del príncipe de Asturias. Oíd, pues, las condiciones de avenimiento entre el duque de Lerma y el duque de Uceda. ¡Oigamos! dijo con sarcasmo Lerma. Me daréis una parte de lo que os produce el favor del rey. Disgustos, compromisos.

Pero eso no prueba nada. Tenéis razón; eso no probaría nada si, después de no haber podido entrar tampoco el duque de Pastrana, ni el de Uceda, á pesar de su oficio de gentileshombres de la cámara del rey, no hubiese salido el duque de Lerma tan risueño y alegre que parecía decir á todo el mundo: ya no tengo enemigos... Dióme lástima, porque en mismo tiene el mayor enemigo Lerma.

Philip III died in 1621, leaving the vast realm which he had inherited from his father, the gloomy though mighty Philip II, to his son, a youth of sixteen years, who came to the throne under the title of Philip IV. If Philip III was ruled by Lerma and Uceda, Philip IV, in his turn, was completely under the domination of the unprincipled Olivares, and his accession initiated one of the most interesting and most corrupt reigns that Spain has ever known.

¡Ah!, y decidme: ¿de dónde salían? De las caballerizas del rey. ¡Ah!, ¡es extraño! dijo la dama ; ¡juntos y en público Olivares y Uceda! Y la dama guardó silencio por algunos segundos. Seguían andando lentamente; por fortuna la lluvia no arreciaba; y los anchos y bajos aleros de las casas los protegían. El forastero iba fuertemente impresionado.

Además de eso, ¿no han desterrado al conde de Lemos porque había llevado una noche al príncipe de Asturias á casa de una de las queridas de don Rodrigo Calderón? ¿No han apartado de la crianza del príncipe á don Baltasar de Zúñiga, porque daba demasiado gusto á su alteza, y no han sacado también al duque de Uceda del cuarto del príncipe, sin duda porque han sabido que le traía aquí para que desde bien temprano se acostumbrase á las favoritas?

Comprendió que su ídolo se hallaba bajo el influjo de uno de aquellos engreimientos en ella tan comunes, y se levantó del banco resuelto á irse. Pero antes de llegar á la puerta salióle al encuentro la morenita del columpio, que estaba agradecida de su galantería. ¿Adónde tan solo, hijo? Pues á la calle, niña respondió Uceda haciendo esfuerzos por sonreir. ¿Cómo? ¿de marcha ya?

Palabra del Dia

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