Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de noviembre de 2025
¡Sería gracioso que quisiera usted casarse con una muchachuela! añadió con sarcasmo. Tampoco se trata de eso; pero si usted tuviera algún antecedente... ayundándome usted y gastando cuanto fuese necesario, acaso lograríamos encontrar a sus padres. ¿Y para qué quiere más padres que usted? Necesité hacer un esfuerzo para contener la cólera que me causaba la fría insolencia de aquella mujer.
No oí su voz, ni sentí sus pasos, ni ví cosa alguna que tuviera las huellas de su mano. A mí se me antojaba que en cualquier objeto podía notar un sello especial que indicara pertenecerle. Pero en nada de lo que vieron mis ojos encontré la huella indefinible que debía tener todo aquello en que Inés pusiera los suyos. Esto se comprende y no se explica.
Cuando D.ª Teodora volvió la cabeza para ver quién la apretaba tanto y se encontró con Osuna, cambió de color. Aquel maldito jorobado no la dejaba jamás en paz. En la tertulia, en el paseo, en el teatro, en la iglesia, en todas partes donde tuviera ocasión de aproximarse, era sabido que se veía necesitada a sufrir el contacto asqueroso de sus piernas y a veces de sus manos también. Osuna conocía bien el terreno que pisaba. La bella y pudorosa jamona se hubiera caído antes muerta de vergüenza que confesar a alguno los atentados de que era objeto. Pero si no los confesaba, cualquiera podría cerciorarse de ellos, observando el estado de agitación en que se hallaba. En esta ocasión el jorobado anduvo audaz en demasía. D.ª Teodora comenzó a dar muestras tales de inquietud que para cualquiera serían visibles. D. Juan no las vio, sin embargo. Era un varón puro y magnánimo, incapaz de sospechar las grandes suciedades que puede haber sobre la tierra. Pero D. Peregrín, como hombre de mundo, concluyó por advertir algo de lo que pasaba. Espió a Osuna con el rabillo del ojo, y cuando penetró en su espíritu gubernamental el convencimiento de la trasgresión que se estaba cometiendo, comenzó a roncar y silbar por la nariz como un vapor en peligro, lanzando al mismo tiempo centelleantes miradas de indignación al audaz jorobado.
Pero como si Robledo tuviera empeño en evitar que le tomasen por un personaje romántico, se apresuró á decir escépticamente: Yo busco á la mujer cuando me hace falta, y luego continúo solo mi camino. ¿Para qué complicar mi existencia con una compañía que no necesito?... Una noche, al salir los tres de un teatro, Elena mostró deseos de conocer cierto restorán de Montmartre abierto recientemente.
Me canso horriblemente replicó el forastero, tocándose el corazón . Algo aquí... Pero dicen que es nervioso. Sí, sí, nervioso afirmó Santa Cruz como si tuviera en el dedillo toda la medicina. Nervioso, claro repitió Jacinta; y Barbarita, que a la sazón entraba, también dijo: «¿Qué ha de ser sino nervioso...?».
Enteramente igual á un cíclope, si no tuviera dos ojos, era el tal una de las más poderosas palancas de la civilización moderna, porque había recibido de la Providencia la alta misión de mover el manubrio de una máquina de imprimir, que daba á luz diariamente millones de millones de palabras.
Las calles, los tramways, los teatros, las tiendas y almacenes lujosos, las jugueterías, las joyerías, las, iglesias, no era extraño que me arrastraran hacia ellas con fuerza invencible y que no tuviera ojos ni oídos para observarlas y asombrarme: era que todo me llamaba, todo me atraía.
Sí tuviera yo en mi arca los ocho mil reales, los hubiera traído y se los hubiera dado a ustedes en cambio de un papel, firmado por ustedes, donde declarasen que Antoñuelo nada les debía y que no tenían contra él la menor queja.
Pues bueno añadió su padre espantado de que tuviera que ser él quien le empujara para arrojarle hasta el fondo : a pesar de todos estos inconvenientes, te decides a casarte porque Luz es una santa, según hemos convenido.
Es verosímil que la contemplación continua de este desconsolador espectáculo tuviera gran parte en los cambios geniales de la marquesa; y, sin embargo, no concordaban tampoco las manifestaciones de ésta con la tristeza y gravedad del motivo, aun sin tener en cuenta los extremos de locura a que la condujo el nacimiento de aquel hijo tan deseado.
Palabra del Dia
Otros Mirando