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Actualizado: 16 de junio de 2025
Si permanecía muda y con aquellos ojos que infundían espanto, era porque las almas en pena no pueden mirar de distinto modo. Afirmado en esta creencia, no experimentó sorpresa alguna cuando, en la noche siguiente, al regresar ebrio de su cafetín, tropezó con la enlutada y su niño cerca de la casa. Por segunda vez se quitó el sombrero, gangueando sus palabras con una amabilidad de borracho.
Esto no podía chocarle a nadie: era de razón y de necesidad. En una de sus viradas, tropezó con el fiscal que le detuvo para decirle: Vamos, amiguito, «si buenos azotes me dan, bien caballero me iba». No hay que quejarse. ¿Lo dice usted le preguntó Leto enronquecido y algo convulso , por lo del libelo ese? Hombre respondió el fiscal recogiendo velas delante de aquel huracán a la sordina, sí y no.
-Agora, escribano -dijo Sancho-, yo sé que hay mucho que decir en eso. Y, en esto, llegó un corchete que traía asido a un mozo, y dijo: -Señor gobernador, este mancebo venía hacia nosotros, y, así como columbró la justicia, volvió las espaldas y comenzó a correr como un gamo, señal que debe de ser algún delincuente. Yo partí tras él, y, si no fuera porque tropezó y cayó, no le alcanzara jamás.
No era muy escrupuloso el Marqués en materia de moral privada; pero una noche había entrado palpando las paredes para atravesar el salón y llegar al gabinete, cuya puerta estaba entornada; su mano tropezó con una nariz en las tinieblas, oyó un grito de mujer estaba seguro y sintió ruido de sillas y pasos apagados en la alfombra.
Un forastero a aquellas horas, que eran las de los familiares de la iglesia, excitaba su curiosidad. El campanero se cruzó varias veces con él, siguiéndole con mirada inquieta, como si le inspirase poca confianza aquel desconocido de mísero aspecto vagando a la hora en que las riquezas de las capillas no pueden ser vigiladas. Otro hombre tropezó con él cerca del altar mayor. Luna lo conoció.
Perdóname... ¿Por qué no has salido luego que se fue ese cura?... ¿Pensabas que iba a arrojarte?... No, preciosa mía... no... Te quiero, te adoro... Al mismo tiempo, alargando las manos, tropezó con una de su esposa, la cogió y la llevó a sus labios con entusiasmo. La dama la retiró prontamente. D. Álvaro quedó sobrecogido.
Por casualidad tropezó con la cocina al cabo de un buen rato, y allí encontró a sus amigos calentándose a la lumbre y almorzando sopas en leche, acompañados de don Recaredo, cuyo sitial de preferencia tuvo que aceptar. Nada se habló tampoco en aquella ocasión de lo que más interesaba al candidato, por mucho que éste y sus acompañantes buscaron la lengua al hidalgo.
De nuevo creyó ver al extremo del corredor, al pie de la escalera de las secciones, destacándose sobre la vidriera de salida, aquellas plumas negras y ondulantes. Se abrió paso entre los grupos, sordo a las felicitaciones, empujando a los que le tendían la mano y tropezó en la cancela de cristales con dos compañeros que miraban hacia fuera con ojos de entusiasmo. ¡Qué hembra! ¿eh?
Y humillado y furioso decía con rabia: ¡No puedo!... De repente tropezó en un cadáver; habían llegado al sitio del combate. Llene usted el saco dijo el oficial. En la sombra opaca su fina silueta se destacaba más sombría todavía; inmóvil y sondando el horizonte tenebroso, no se ocupaba siquiera de su compañero, que se daba prisa para acabar su lúgubre tarea...
Al fin, Piola, sin contestar á Rojas nada concreto, le volvió la espalda, dirigiéndose hacia la esquina de la ruinosa construcción y desapareció detrás de ella. Fué á seguirlo el estanciero, y tropezó con el mismo hombre que había contenido á Watson.
Palabra del Dia
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