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El escollo que sale mas al mar, se parece al casco de un navio, y dista de tierra cinco leguas: en la misma latitud, á legua y media de la tierra, se ven otros cuatro ó cinco escollos que salen como una restinga de piedras, y todos velan sobre el agua. Toda la costa en esta altura es tierra árida y baja: solamente se dejan ver á trechos algunos mogotes que no se levantan mucho.

Desde lo alto de la calle de Alcalá veíase la ancha vía en toda rectitud, blanca de sol, con filas de árboles que verdeaban al soplo de la primavera, los balcones negros de gentío y la calzada sólo visible a trechos bajo el hormigueo de la muchedumbre y el rodar de los coches descendiendo a la Cibeles.

Como doña Inés era muy elocuente, y los puntos susodichos se prestan a variadas amplificaciones, el discurso de doña Inés, interrumpido a trechos por Juanita, más que para acortarlo para avivarlo, duró hasta después de las siete, que era lo que Juanita deseaba. Cercana ya la hora en que había citado a don Andrés, Juanita consideró indispensable hacer a su amiga gravísimas revelaciones.

Con sesgo rayo por la falda oscura A largos trechos el follaje tocas, Y tu albo resplandor sobre la altura En mármol torna las desnudas rocas. Y yo en tu lumbre difundido ¡oh luna!

A trechos giraba lentamente, muy distante, la azotea roja de un chalet; y su ventana, bajo el triángulo de tejas, fulguraba como una planchuela de oro. El sol se dilató; era una gran ascua redonda que perforaba la cinta de bruma azul. Un gajo de arbusto seco, sobre la llanura, cruzó por el disco como un arabesco de tinta.

Un día le avisaron para llevar el Viático a un caserío próximo a la villa. Como era preciso caminar algún tiempo a campo traviesa, fue sin campanilla ni convocar a los fieles. Salió solo con el sacristán, la bolsa de los corporales colgada al cuello y en ella la Sagrada Forma. El camino ceñía a trechos la orilla de la mar. Fascinado como siempre por la inmensidad del océano, distrajo su atención del misterio inefable que llevaba sobre su pecho, dejó de balbucir oraciones y entregó su pensamiento a las mismas meditaciones que noche y día le embargaban hacía tiempo. Los rayos del sol desparramados sobre los cristales del agua le impulsaron a considerar la acción suprema, omnipotente de este astro sobre la vida terrestre.

Ella había pensado a menudo, bien que fuera con una idea de renunciamiento, que un traje de novia para ser perfecto debía ser de algodón blanco, sembrado a largos trechos con florecitas rosadas minúsculas. Así es que cuando la señora Godfrey Cass le quiso dar uno y le pidió que eligiera, Eppie estaba preparada por una reflexión anterior para dar sin hesitación una respuesta decisiva.

Don Íñigo se dejó besar la diestra como idiotizado; una nevada de ancianidad había caído de pronto sobre él, enfriando para siempre el último calor de su intelecto. Su chupado rostro estaba a trechos amarillo y a trechos moreno, como los limones que se resecan.

Era una mole altanera y fosca, manchada a trechos de una costra rojiza semejante a la herrumbre. Estrechas ventanas de prisión la agujereaban al azar, y una perlada moldura, que parecía simbolizar el rosario, ornaba la base de las cuatro garitas y uno que otro antepecho. El resto del caserón era ruin y semibárbaro.

Vimos á trechos asomar por encima de estos, árboles frondosos que subian al parecer desde el fondo de los patios: recordamos que los orientales guardan para el interior la belleza que otros pueblos se complacen en desarrollar en el esterior de sus edificios; y no pudimos menos de concebir la esperanza de descubrir todavía, aunque desfigurada y rota, una ciudad morisca.