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Actualizado: 24 de junio de 2025
Las jóvenes tenían la hermosura dolorosa y desmayada de la anemia; flores de vida que se mustiaban antes de abrirse; adolescentes de piel blanca, de una palidez de papel mascado, que el sol no lograba calentar, tiñéndola a trechos con menudas manchas de color de salvado.
Después de largo y penoso viaje, de noche, desperdigados a fin de no infundir sospechas y con recato esmeradísimo, fueron penetrando todos en hipogeo enorme. Era un dilatado y obscuro laberinto, excavado en la tierra y a trechos en durísimas rocas: admirable labor de la tenacidad, de la paciencia y del humano esfuerzo: obra cuya antigüedad se contaba por millares de años.
Apretó pues el paso, y corrió á trechos, comiendo el pan que llevaba en el zurrón y apagando la sed en los cristalinos arroyos que halló á su paso. Al cabo de una hora tuvo la fortuna de alcanzar á un leñador que con su hacha al hombro llevaba la misma dirección que él, lo que le evitó perder más tiempo y aun extraviarse en los numerosos senderos que cruzaban el bosque.
No había otra señora que la duquesa, que presidía en un sillón de alto respaldo, a manera de sitial. Los demás, a un lado y otro de la duquesa, formaban en semicírculo, fumaban y tomaban café, y bebían licores de unas mesitas colocadas a trechos. También la duquesa fumaba, y no un cigarrillo, sino un cigarro puro nada flaco.
No fuera prudente sostener que en este admirable retrato, aunque todavía a trechos algo duro y seco, acabe la primer manera del pintor; porque ni en lo general las formas artísticas, ni en lo particular los estilos personales empiezan ni terminan bruscamente sino por gradación; pero sí se puede afirmar la superioridad indiscutible del cuadro con relación a cuanto hasta entonces había pintado Velázquez, a lo menos de lo que se conserva.
Tenían para ella aquellas incógnitas frases latinas un sentido claro: no entendía las palabras; pero harto se le alcanzaba que eran lamentos, amenazas, quejas, y a trechos suspiros de amor muy tiernos y encendidos.
Cuando el Santo Rei rindió la ciudad de Sevilla, los judíos que en ella tenian sinagogas, salieron á recibirlo, i como muestra de sumision i respeto pusieron en sus manos una llave de plata á trechos blanca i á trechos dorada, en la cual escritas en lengua hebrea, se leen estas palabras: EL REI DE LOS REYES ABRIRÁ: EL REI DE TODA LA TIERRA ENTRARÁ .
Doblaron un cabo y apareció una nueva sección de la costa. Sobre un montículo de peñas rojas, cortado a trechos por manchas obscuras de matorrales, destacábase una torre ancha y amarilla, un cilindro achatado, sin más huecos por la parte del mar que una ventana, negro agujero de contornos irregulares.
Minia Casilda ocupó su asiento, mientras Quilito sacaba los guantes del bolsillo interior de su abrigo, arrojando de paso una mirada a la mal provista mesa: el mantel, remendado a trechos, no alcanzaba a cubrirla; la vajilla era de loza, tan maltratada, que el borde de los platos parecía haber estado expuesto a los mordiscos de hambrientos canes; los cubiertos, desdentados los tenedores y gastados los cuchillos.
Se decían prontamente, pero no era fácil evocar con exactitud la visión de trescientos muertos juntos, trescientos envoltorios de carne humana lívida y sangrienta, los correajes rotos, el casco abollado, las botas terminadas en bolas de fango, oliendo á tejidos rígidos en los que se inicia la descomposición, con los ojos vidriosos y tenaces, con el rictus del supremo misterio, alineándose en capas, lo mismo que si fuesen ladrillos, en el fondo de un zanjón que va á cerrarse para siempre... Y este fúnebre alineamiento se repetía á trechos por toda la inmensidad de la llanura.
Palabra del Dia
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