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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Ocurría, además, que Ramona tenía una afición desesperada a hacer media, y sólo haciendo media se entretenía, en cuanto no quedaba en la casa un suelo que bruñir, ni un átomo de polvo sobre un mueble, ni un trasto fuera de su sitio, ni un descosido sin coser, ni cosa alguna que trajinar, para los cuales menesteres era una pólvora por la actividad y un asombro por la limpieza.
No quedó trasto que no removieran, y para separar de su sitio la cómoda, que era pesadísima, estuvieron haciendo esfuerzos varoniles cosa de un cuarto de hora, no acabando antes porque la risa les cortaba las fuerzas. Por fin, tanto trabajaron que cuando Sor Marcela salió de la iglesia, una monja le dio la feliz noticia de que el ratón había sido cogido.
¿De qué te ríes, ciruelo? exclamó el buen anciano, echando fuego por los ojos. ¿Te figuras, por ventura, que tu tío es un trasto arrinconado que no puede empuñar un sable o una pistola?... ¡Oh, demonio! ¡Oh, diablo! añadió cada vez más irritado, gesticulando como un loco por la habitación.
Así es que, aprovechando la estancia en León, y los conocimientos y acierto singular de Vélez de Rada, dedicose a reparar las brechas de su desmantelado organismo; y la vida metódica y la formalidad creciente de sus maneras y aspecto, que en la corte la perjudicaban revelando que empezaba a ser trasto arrumbado y sin uso, sirviéronle en el timorato pueblo leonés de pasaporte, ganándole simpatías y fama de persona respetable y de responsabilidad y crédito.
Su quietud más era de modorra dolorosa que de sueño tranquilo. El padre aplicó su mano á las sienes del inocente montruo, que abrasaban. Pero ese trasto de Quevedillo.... Así reventara.... No sé en qué piensa.... Mira, mejor será llamar otro médico que sepa más. Su hija procuraba tranquilizarle; pero él se resistía al consuelo.
Los hombres son muy caprichosos dijo en tono de filosofía Mauricia la Dura , y cuando la tienen a una a su disposición, no le hacen más caso que a un trasto viejo; pero si una habla con otro, ya el de antes quiere arrimarse, por el aquel de la golosina que otro se lleva.
Aunque no te des cuenta de ellos, los tienes... Ese furor, esa exaltación, ¿qué son en el fondo más que celos?... Y mira, chico, perdóname que te diga que es hacerte muy poco favor, y hacerle menos aún a tu mujer. Si se te ha pasado por la imaginación que Ventura puede preferir un trasto como ése a un marido como tú, la supones con bien poco gusto. Al decir esto se ruborizó.
Rara vez sacaba de su cabeza aquel viejo y maldecido tema de la liberación voluntaria y de la muerte de la bestia carcelera; pero una noche que estaban solos en el café, lo sacó, como se trae del desván un trasto viejo y se le limpia el polvo, a ver si lo ha deteriorado el tiempo o lo han roído los ratones.
Se va usted a reír replicó Fortunata incorporándose . En el poco tiempo que anduve yo suelta en Barcelona, de la ceca a la meca, solía ir a bailes y divertirme algo; después no... Este año me llevó Juan dos veces, y otra vez fui yo sola con una amiga, por ver si le sorprendía pegándomela con algún trasto... ¿Creerá usted que no me he divertido ni esto? La careta me da un calor que me abrasa... me la quiero quitar. Pues digo... si me pongo a dar bromas, yo misma me río de mi poca gracia. No puede usted figurarse lo desaborida que soy. No se me ocurre nada más que sandeces. Juan me decía que no sirvo para nada, y que no me merezco el palmito que tengo.
La rabia surgió terrible en su alma, y sin reparar en lo que hacía, incorporose en el lecho, alargando las manos a la percha para coger su ropa... «Ahora mismo, ahora mismo voy, y con esta zapatilla le aporreo la cara hasta chafarle la nariz... trasto, indecente. ¡Decir eso...!, ¡una mentira tan grande! ¿Pero qué hora es? ¡Si están dando las doce!
Palabra del Dia
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