United States or Caribbean Netherlands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Su hermana no le abandonaba. Acosábalo con atenciones, y hasta había logrado hacerle tragar una copa de coñac. Visanteta acababa de servir el café a los dos señoritos recién llegados, cuando la llamó su ama. Di a Adela y a Nelet que entren. Toda la servidumbre de la casa se plantó a estilo de coro de zarzuela ante el sillón de la señora.

Trató, sin empeño alguno, únicamente por la forma, de hacer oír algunas palabras conciliadoras; pero había sido de los que asistieron al almuerzo de Diana Grey, y acabó por declarar, que puesto que le tomaban su parecer, su opinión era que en aquella ocasión habían pasado al señor de Maurescamp cosas muy difíciles de tragar, y por consiguiente, estaba a las órdenes del señor de Maurescamp.

Al cabo de veinticuatro horas manifestó que su estado era grave, aunque no desesperado. Julita había padecido varios ataques nerviosos en el trascurso de aquel día: la vista de su hermano moribundo le había causado profunda y terrible impresión: no hubo fuerza humana capaz de hacerle tragar alimento ni medicina alguna.

Y estos juegos olímpicos consistían en tragar pasteles con rapidez, llenar un tanque de patatas, enhebrar agujas, batirse a golpes de almohada, correr metidos en sacos, saltar obstáculos, y otras suertes que se repetían en todos los viajes al pasar la línea equinoccial con la exactitud de ritos religiosos. Por la tarde iban a ser los juegos de los niños.

Y sin la señorita Bonnetable, que respiraba con ruido como para tragar una píldora enorme, se hubiera creído que no había pasado nada extraordinario. Al fin la situación se mejoró por completo en cuanto la inefable señorita Bonnetable se dignó levantarse para despedirse.

Todo lo que se puede querer a una persona dijo ella, inclinando la cabeza, que le pesó, sin duda, por una extraordinaria aglomeración de recuerdos. Cordero sintió un nudo en su garganta. Necesitó tragar algo para quitar aquel estorbo y poder decir: ¿Y siempre lo mismo? Siempre le quería lo mismo y no pensaba más que en él, a todas horas, dormida y despierta. ¿Y cuando estaba ausente?

¡Ah, ah! dijo Quevedo , me había olvidado de que sois el rey de los cocineros y de los reposteros. Efectivamente, es necesario todo el apetito que yo tengo para tragar este engrudo. ¿Dónde me habéis traído? A la Hostería del Ciervo Azul. ¡A la hostería del Ciervo! exclamó con espanto Montiño . ¿Qué habéis querido darme á entender con eso? ¡Yo!

Velázquez quiso echarlo á risa y la detuvo por el mantón. Perdone su merced, padre... No he querido faltarle al respeto... Pero ella se zafó con un fuerte tirón, dejando en su mano algunos flecos. Quedó bien humillado el guapo. La sonrisa que contraía sus labios se apagó. Permaneció algunos instantes inmóvil y pensativo, haciendo esfuerzos por tragar la amarga píldora que le habían propinado.

Aquellos libracos, que había leído con avidez para hacerse todo lo sabio posible, a fin de preparar la educación del hijo, le habían producido, en suma, una indigestión intelectual de negaciones. No era creyente... ni dejaba de serlo. Había cosas en la Biblia que no se podían tragar.

Quien ahora tragaba saliva era el Presidente del Casino, colorado como una amapola. Ya tenía él en sus ojos, casi siempre apagados, las chispas que saltaban de los de Visita. Pero te ha de costar mucho trabajo.... Puede que no tanto dijo Mesía, sin contenerse. Ella tragar... ya tragó el anzuelo. ¿Crees ? , estoy segura.