Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de mayo de 2025


Algunos días no obstante, a la puesta del sol, un soplo de aire tibio llegaba de la parte de tierra, que advertía deliciosamente a los pacíficos habitantes de Nieva de la presencia en aquel partido judicial de la más amable y coqueta de las estaciones.

Allá en la primavera cuando la sangre circula con más fuerza por las venas y la madre Naturaleza con el verdor de los campos, los vívidos colores de las flores, los juegos de la luz, el aire tibio embalsamado, y sobre todo, por medio de sus intérpretes más fieles, los pájaros, nos incita para que en modo alguno consintamos que la especie humana se extinga, Gonzalo pensaba en el matrimonio.

Y ésta, con incesante esfuerzo, continúa su viaje hacia la llanura; se extendería por los campos de la falda del monte, llegada hasta el mar, si la suave temperatura de los valles inferiores, lo tibio de las brisas y los rayos del sol no consiguieran fundir la parte más baja de sus hielos. En su carrera, el río sólido se las arregla lo mismo que uno de aguas vivas.

Me acerqué, trémula, a mi marido; puse mi dedito índice, todo tembloroso, sobre unos versos y le dije: «¿Quiéres leer estoLeyó: «¡Ah, qué dulce es la sonrisa Del hogar hermoso y tibio, La recíproca mirada Que denuncia regocijo, Cuando al fin dos corazones Se han fundido en uno mismo.

Pero cuando la mano de Nébel tocó en la oscuridad un brazo tibio, el cuerpo tembló entonces en una honda sacudida.

Esta sangre, tibio y perezoso humor que hoy apenas presta escasa animación a mi caduco organismo, se enardece, se agita, circula, bulle, corre y palpita en mis venas con acelerada pulsación.

Pensé que era necesario volver antes de la noche, encerrarme de nuevo, y emprendí con más ahinco todavía el camino del río. Regresé; no estaba rendido, sino muy al contrario, más excitado por aquel vagabundear durante varias horas, al aire libre, a través de los caminos, respirando un ambiente tibio bajo la acción áspera y mordiente del sol de abril.

En los bancos, y cada cual con su periódico en la mano, había algunos señores viejos, tipos de militares retirados, de ancianos achacosos que, sacudiendo el entumecimiento del invierno, salían en busca de un rayo de sol tibio.

Feli se abandonó, vencida, trastornada por el susurro tibio que acariciaba su oído, erizando al mismo tiempo la suave película de su mejilla. Durante una hora durmieron los ecos de la casa del santo, sin otros estremecimientos que el metálico ruido del armatoste, que parecía condenado a no descansar.

La hermosa ciudad del Occidente, ceñida, como la diosa de Chipre, de su blanco cinturón de espuma, lanzaba una fresca y alegre carcajada. ¡Oh, feliz el que la haya oído reir de este modo! ¡Más feliz aún el que pueda vivir y morir en su seno amoroso, bañándose en su aire tibio bajo un cielo trasparente, escuchando los besos incesantes de su mar azul que riza la brisa!

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando