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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Creyó oír la voz de Teodoro Golfín, la de Florentina y la de su padre. Después se durmió tranquilamente, siguiendo durante su sueño atormentado por las imágenes de todo lo que había visto y por los fantasmas de lo que él mismo se imaginaba.

Sofía, echa a andar, si te molesta ver una operación quirúrgica. Mientras Sofía daba algunos pasos para poner su precioso sistema nervioso a cubierto de toda alteración, Teodoro Golfín sacó su estuche, del estuche unas pinzas, y en un santiamén extrajo la espina. ¡Bien por la mujer valiente! dijo, observando la serenidad de la Nela . Ahora vendemos el pie. Con su pañuelo vendó el pie herido.

Un minuto después se veía a mismo en figura semejante a la de D. Teodoro Golfín, poniendo ojos nuevos en órbitas viejas, claveteando piernas rotas y arrancando criaturas a la muerte, mediante copiosas tomas de mosquitos guisados un lunes con palos de mimbre cogidos por una doncella.

El excelentísimo señor don Teodoro de Croix, caballero de Croix, comendador de la muy distinguida orden teutónica en Alemania, capitán de guardias valonas y teniente general de los reales ejércitos, hizo su entrada en Lima el 6 de abril de 1784. La administración del caballero Croix, a quien llamaban el Flamenco, fué de gran beneficio para el país.

¡Qué facha! exclamó Sofía, muerta de risa al verlos venir . Teodoro con la Nela al hombro, y luego el palo con el sombrero de Gessler.... Historia de dos hijos del pueblo Aquí tienes, querida Sofía dijo Teodoro un hombre que sirve para todo. Este es el resultado de nuestra educación, ¿verdad, Carlos?

En los siguientes días no pasó nada; mas vino uno en el cual ocurrió un hecho asombroso, capital, culminante. Teodoro Golfín, aquel artífice sublime en cuyas manos el cuchillo del cirujano era el cincel del genio, había emprendido la corrección de una delicada hechura de la Naturaleza.

En la piazzetta de San Márcos, tocando con la Plaza y dando el frente al Gran Canal, dos gigantes columnas de granito, traidas de Alejandría, coronadas la una por una estatua de San Teodoro, primer patron de Venecia, la otra por un leon, símbolo de la fuerza: son de una sola pieza, admirables.

D. Teodoro, toda mi vida le bendeciré a usted por el bien que me hace, y más le bendigo a usted por mis hijos que por , pues los pobrecitos no tendrán que comer si yo no tengo ojos con que ver!... ¡Ay, D. Teodoro de mi alma... cúreme pronto para que pueda ponerme a trabajar, pues si esto dura, adiós familia!... Estamos en un atraso horrible a causa de mi enfermedad.

Teodoro Golfín observaba estos fenómenos con la más viva curiosidad, porque era aquél el segundo caso de curación de ceguera congénita que había presenciado. Los demás no se atrevían a manifestar alegría; de tal modo les confundía y pasmaba la perturbada inauguración de las funciones ópticas en el afortunado paciente. Pablo experimentaba una alegría delirante.

Me llamo Teodoro, y fuí amanuense en el Ministerio de la Gobernación. En aquel tiempo vivía yo en la travesía de la Concepción, número 106, en la casa de huéspedes de doña Augusta, la espléndida doña Augusta, viuda del comandante Marques.

Palabra del Dia

hociquea

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