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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Convaleció nuestro hombre, no sin que se temiese por su vida, y tan escarmentado quedó, que ni osó volver a poner sus ojos en aquella dama, ni a buscar a Cedacillo para tomar venganza del rapapelo que había sufrido.
En los primeros tiempos, Baltasar, embriagado por el aroma del cigarro, se mostró asiduo, olvidó su habitual reserva y obró como si no temiese la opinión del mundo ni de su familia. Es cierto que en el barrio apartado donde Amparo moraba no era fácil que le viesen las gentes de su trato; no obstante, alguna vez tropezó con conocidos, en ocasión de ir acompañando a la muchacha.
Del arte nadie sabía nada más que él: pronunciaba la palabra ahuecando la voz y paseando su mirada fulgurante por los circunstantes como si temiese cualquier profanación y estuviese apercibido a reprimirla de un modo sangriento.
Al volver, paseó largo rato con los brazos cruzados y las manos en los sobacos, temblando de frío, agitando sus piernas violentamente, como si temiese quedar yerto. Feli abrió los ojos y mostró asombro al ver a Isidro en mangas de camisa. Iba a constiparse: hacía mucho frío. ¿Dónde tenía sus ropas?... Maltrana mintió con un cinismo que hacía llorar.
Bastaba que le ordenasen una cosa, para ansiar con irresistible deseo todo lo contrario. ¡Ay, si no temiese estorbar a papá, que estaba jugando al poker con unos amigos! Sería suficiente una palabra suya para que interviniese con toda su autoridad, dejándola triunfante sobre la madre desesperada... Iban a tener que separarse dentro de unos instantes.
Sol ya estaba al lado de Ana, Lucía miró muy despacio a la puerta de la calle, miró con ira a aquella por donde había entrado Sol, y se quedó unos momentos de pie, sola en el patio, los dos brazos caídos, y apretados a los costados, fijos los ojos delante de sí tenazmente. Y echó a andar hacia el cuarto de Ana después de haber mirado a su alrededor a todos los lados, como si temiese.
Te equivocas sobre el motivo de mi negativa, joven... ¿sabes lo que pides de mí? Lo sé, maestro Plock. No lo sabes, no. Entonces miró a su alrededor con inquietud, y, como si temiese ser oído se aproximó a Blasillo, le habló un instante en voz baja, y después le miró con aire interrogativo. Ya lo sabía. ¿Y quiere usted...? Sí.
Eran tantas, que abrumaban su pensamiento. Pero Alicia, como si temiese sus palabras, se le adelantó, hablando á su vez con acento monótono y triste. Venía á este templo algunas tardes porque experimentaba de pronto la necesidad de abandonar Villa-Rosa y sus terribles recuerdos. ¡Ay, la llegada del telegrama!... Ahora soy creyente dijo con sencillez.
Venía para manifestar su deseo de marcharse, de abandonar el puesto tan pronto como el jefe le designase un sucesor. Y hablaba con la vista baja, como si temiese que el millonario pudiera leerle su secreto en los ojos. Sánchez Morueta se deleitaba apreciando el trastorno de aquella cara juvenil. ¡Oh!
El Círculo debía enorgullecerse de esta juventud que se ejercitaba en las armas durante la paz: todos estaban en el frente exponiendo su existencia... Y Desnoyers apartó su vista, como si temiese adivinar en los ojos de su amigo una expresión irónica é interrogante. ¿Por qué no marchaba él, como los otros, á defender la tierra en que vivía?...
Palabra del Dia
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