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Actualizado: 3 de mayo de 2025
¡Mi papá! exclamó Andresito con terror infantil, como si temiese una mano de azotes por la travesura. Calla, memo, no te asustes. Yo «distingo» más que tú, y creo que nuestro noviazgo es ya pan comido para la mamá y tu padre. ¡Entonces...!
Carlos, según pude deducir, era su dios, su ídolo; y el anciano no encontraba sobre la tierra persona a quien compararle. Pero de pronto, y como si temiese que su entusiasmo le llevase demasiado lejos, cesó de prodigarle sus elogios.
El chicuelo de la cascada había huido al ver los revólveres, con un trote de perro inquieto, refugiándose bajo el telón. Desde allí, cual si temiese por la integridad de aquellos bocales de dulces, que eran la fortuna de la familia, abarcándolos en sus brazos, avanzaba la jeta, mirándolo todo con ojos de antílope asustado. Pareció reflejar el paisaje la emoción general.
Aun así, quiso evitar su presencia, como si temiese algún descuido al hablar con él, y fingió trabajos en las bodegas. Luego salió del buque, yendo á visitar á un amigo en un vapor algo lejano. Esteban entró en la cocina, llamando alegremente al tío Caragòl. Tampoco éste era el mismo. Sus ojos húmedos y rojizos miraban al muchacho con una ternura extraordinaria.
Hablando con el viejo en la puerta de la casucha, miraba adentro con cierta inquietud, como si temiese la aparición de María de la Luz. En la huida a la sierra, Fermín se lo había contado todo... todo. ¡Ay, padrino! ¡y qué gorpe me han dao!
¡Guardia civil Tanò! ¡Susmariosep! exclamaban unos y otros juntando las manos; ¡Tanò tan bueno y tan honrado! ¡Requimiternam! El abuelo estuvo muchos días sin dirigir la palabra al padre, Julî cayó enferma, pero Cabesang Tales no derramó una sola lágrima; durante dos días no salió de casa como si temiese las miradas de reproche de todo el barrio; temía que le llamasen verdugo de su hijo.
Contempladle; su frente altiva parece amenazar al cielo; su mirada imperiosa exige sumision y acatamiento; en sus labios asoma el desden hácia cuanto le rodea; en toda su fisonomía veréis que rebosa la complacencia en sí propio; la afectacion de sus gestos y modales os presenta un hombre lleno de sí mismo, que procede con excesiva compostura, como si temiese derramarse.
La prueba está en que las has visto muchas veces, sin decirla a la pobre una palabra. Vamos, muchacha, no digas tonterías. ¿Es que habéis bebido esta tarde?... Tú eres un orgulloso, Isidro continuó la máscara, hablando con precipitación, como si temiese que lo faltara el ánimo antes de acabar ; tú eres un fatuo, que, admirado de tu importancia, no te fijas en nadie.
Sus ojos reflejaron de pronto la inquietud, luego el miedo, y ahora fué ella la que se echó atrás con una expresión de animal asustado, como si temiese al hombre que tenía enfrente. Al fin le reconozco murmuró . Sí, es usted; muy cambiado, pero es usted. Nunca lo hubiera conocido, de no evocar esas cosas pasadas.
27 si no temiese la ira del enemigo, no sea que se envanezcan sus adversarios, no sea que digan: Nuestra mano alta ha hecho todo esto, no el SE
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