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Actualizado: 14 de junio de 2025


La chilena, «cuello de cisne», era a modo del núcleo central de esta célula de la sociabilidad trasatlántica, y en torno de ella aglomerábanse varias uruguayas, «las de los bellos brazos», y algunas brasileñas, «las de los ojos de antílope».

El animal á quien la forma de su cuerpo y la elasticidad de sus músculos dieron mayores facilidades para brincar de peña en peña y saltar las grietas es la graciosa gamuza, el antílope de nuestras comarcas. Ese es el verdadero habitante de la montaña.

El chicuelo de la cascada había huido al ver los revólveres, con un trote de perro inquieto, refugiándose bajo el telón. Desde allí, cual si temiese por la integridad de aquellos bocales de dulces, que eran la fortuna de la familia, abarcándolos en sus brazos, avanzaba la jeta, mirándolo todo con ojos de antílope asustado. Pareció reflejar el paisaje la emoción general.

Chichí le contempló grave y reflexiva, colocando la mitad de su pensamiento en el recién llegado, mientras el resto volaba lejos, en busca de otro combatiente. Las doncellas cobrizas se disputaron la abertura de un cortinaje, pasando por este hueco sus curiosas miradas de antílope.

La colección, además de papiros y papeles, contiene escritos en madera, en barro, en telas, en tablas de cera, en metal y en varias clases de pergaminos de vaca, de carnero, de becerro y de antílope, que eran los más estimados.

Adivinó en los ojos de antílope de Cachafaz que callaba otras cosas y quería decírselas á él, pero á solas. Sonreía el pequeño con desprecio al escuchar cómo los otros daban señas contradictorias describiendo á los asaltantes. Todos creían conocerlos y cada uno los había visto de distinto modo.

Y ahora, Nélida, que venía hacia él contra toda lógica, cuando menos podía esperarlo; Nélida, «la de la boca de tigresa como decía Maltrana en su afición a los apodos homéricos , la de los ojos de antílope y la carne primaveral». En cuatro días tres amores... La vida de a bordo quería borrar con la rapidez de los hechos la monótona languidez de su ambiente.

Al llegar cerca de la estancia quiso descender de su caballo para abrir una «tranquera», armazón de palos que servía de puerta, obstruyendo el camino; pero vió junto á ella un pequeño mestizo, de diez años, gordinflón, con ojos aterciopelados de antílope y una tez lustrosa de color chocolate claro, que le contemplaba sonriente, metiéndose un dedo en la nariz.

Palabra del Dia

irrascible

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