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He visto juntas muchas veces a la suegra y a la nuera, y por Dios que se manifestaba muy poco en ellas la diferencia de edades. Barbarita conservaba a los cincuenta y tres años una frescura maravillosa, el talle perfecto y la dentadura sorprendente. Verdad que tenía el cabello casi enteramente blanco; el cual más parecía empolvado conforme al estilo Pompadour, que encanecido por la edad.

El joven, sin quitar los ojos de la puerta, abrazó el talle de la bordadora, lanzándose con ella en raudo vuelo por la sala. Otros jóvenes, no menos raudos, venían del lado opuesto, y ¡claro! un choque primero, después otro y después otro. Tales encuentros eran un atractivo más en aquellos bailes.

»Añadamos que Alejo era miope: el estudio y las vigilias habían aumentado esta flaqueza que no le permitía distinguir tres sobre un asno. También hubo de notar que no era su talle tan airoso como desde las boreales regiones de Alejo parecía, y que la nariz estaba teñida de un ligero rosicler, no suficiente á disimular su magnitud.

Apoyada descuidadamente en el brazo de su hija como una débil y flexible caña, levantaba su talle prematuramente encorvado y andaba a pequeños pasos, con el pecho oprimido, pero con un poco de rosa en las mejillas y un poco de llama en los ojos.

Estaban en este momento en una preciosa calle de frondosos árboles, lejos de todas las miradas. Mauricio rodeó con el brazo el talle de su joven esposa y la atrajo hacia . Herminia, ruborizada, bajó sus hermosos párpados y con un movimiento de gracioso abandono, apoyó la cabeza en el hombro de Mauricio....

Las riquezas os dexo en esperanza, Pero no en posesion, premio seguro Que al reyno aspira de la inmensa holganza. Por la belleza deste monte os juro, Que quisiera al mas minimo entregalle Un privilegio de cien mil de juro. Mas no produce minas este valle, Aguas , salutiferas y buenas, Y monas que de cisnes tienen talle.

-Pues ésa es tu determinación -replicó don Quijote-, Sancho bueno, Sancho discreto, Sancho cristiano y Sancho sincero, dejemos estas fantasmas y volvamos a buscar mejores y más calificadas aventuras; que yo veo esta tierra de talle, que no han de faltar en ella muchas y muy milagrosas.

En seguida, y mientras quedaba el droguero como fascinado, con los ojos muy abiertos y la mano en el aire, volviose hacia la Esfinge; la hizo una elegante reverencia; y, sin acabar de enderezar el talle, salió por donde había entrado, acompañada de unos cuantos campanillazos que se oyeron, en virtud de otros tantos tirones que dio a un cordón la Esfinge desde su asiento, para que abrieran la puerta de la escalera; de un sin fin de excusas del complaciente Núñez, y de estas pocas palabras entre dientes, con que la droguera contestó al saludo.

Exigen un hombre que talle por , que aparezca como banquero, aunque todos sepan que el capital es mío, y he pensado que puedes hacerme ese favor. Me gusta que vayamos juntos... ¡juntos en este negocio que es para de vida ó muerte! Además, estoy segura del éxito si tallas. ¡Y qué acontecimiento! ¡Cómo acudirán los «puntos»! ¡El príncipe Lubimoff haciendo de banquero!...

Al salir del gabinete, la joven exclamó: ¡Ah! ¿Estaba usted ahí duque? ; no he querido sorprender secretos de Estado. ¡Y que lo diga! ¿Verdá usté? dijo la ex florista echando una mirada significativa a la modista. Esta sonrió discretamente y se fué. El duque abrazó por el talle a su querida y la llevó al gabinete. ¿Cómo te va, chiquita? ¿Bien, eh?