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Actualizado: 16 de mayo de 2025


El provecho era para el capitán, pero eso no evitaba que se desesperase por el dinero perdido. La necesidad de comunicar á alguien sus impresiones, de protestar á coro contra esta inercia lamentable, le empujaba hacia los dominios de Caragòl. A pesar de la diferencia de categorías, el segundo trataba al cocinero con afectuosa familiaridad. ¡Nos separa un abismo! decía Tòni gravemente.

¿Por qué llorar y calentarse la cabeza con tantas suposiciones sin fundamento?... Lo que usted debe hacer, hija mía, es llamar á ese Tòni que es el segundo del buque. El debe saberlo todo... Tal vez le diga la verdad. Recibió Esteban el encargo de buscarle al día siguiente, y pudo darse cuenta de la inquietud que experimentó Tòni al saber que doña Cinta quería hablarle.

no eres de una nación en guerra, ni tienes nada que vengar... Yo soy el único de los antiguos tripulantes que permanece á bordo. Todos os vais. El capitán tiene una razón para exponer su vida y no quiere cargar con la responsabilidad de arrastraros á todos en su última aventura. Tòni comprendió que era inútil insistir.

¡Sálvame, amor mío! seguía gimiendo el susurro implorante . Olvida quién soy... Piensa únicamente en la de Nápoles... en la que conociste en Pompeya... Acuérdate de nuestra felicidad á solas, de las veces que me juraste no abandonarme nunca... ¡ eres un caballero! Calló un momento la voz. Ferragut oyó pasos al otro lado de la puerta. Tòni cumplía sus órdenes.

Lo que me interesa es lo que representa ese pueblo: la moda que va á imponer al mundo. Ferragut concentraba su atención para comprender lo que Tòni quería decir.

Febrer, admirado de que se supiesen tan pronto sus propósitos, no se atrevió a negar. , era cierto. Sólo a Toni quería confesarlo. El contrabandista hizo un gesto de repulsión, al mismo tiempo que sus ojos, acostumbrados a las mayores sorpresas, revelaban asombro. Haces mal, Jaime; haces mal. Lo decía gravemente, como si estuviera tratando un asunto solemne.

El capitán celebraba mucho el verle, como si fuese un aparecido del pasado al que podía comunicar la alegría de su exuberante felicidad. Escuchaba á su segundo, alegrándose de que todo marchase bien en el buque. Y cuando Tòni, con voz balbuciente, se atrevía á preguntarle la fecha de la partida, Ulises ocultaba sus vacilaciones bajo un tono de prudencia.

Pero el segundo, á la vez que movía la cabeza afirmativamente, le miraba con ojos interrogantes. ¿Qué iban á transportar en este viaje?... Tòni, no se trata de artillería ni de fusiles; tampoco de municiones... Es un trabajo corto y bien pagado, que nos hará perder poco camino en nuestra vuelta á Barcelona.

Sólo permanecía en su camarote el tiempo necesario para dormir. El y Tòni pasaban largas horas en el puente, hablando sin mirarse, con los ojos vueltos al mar, espiando la movible superficie azul. Todos los tripulantes, hasta los que estaban en horas de descanso, sentían la necesidad de vigilar del mismo modo. De día, el más leve descubrimiento enviaba la alarma de la proa á la popa.

¡Su padre! dijo ella con desesperación . ¡Su padre!... Y clavó los ojos en el piloto, como si pretendiese hablarle con ellos. Tòni sabía mejor que nadie quién era este padre y por qué razones se había quedado en Nápoles.

Palabra del Dia

bagani

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