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Entre las dos se lo arreglaban todo, callando cuando ella aparecía. Con esto se hizo más tímida, más humilde; no se atrevía a quejarse de las faltas de la criada; trabajaba cada día más en la casa, echando sobre , cuando podía, el trabajo de su hermana; hacía esfuerzos por aparecer amable y simpática como si estuviera en casa extraña. D.ª Carolina trataba a su yerno con más ceremonia.

Bajo las aguas amargas, están trabajando nuestros obreros, según sus especies ó sus caracteres: los más atrevidos en las rompientes, en las apacibles costas la gente tímida. He aquí un mundo poco variado. Esperad. Los vientos, las corrientes, trabajan para enriquecerle.

Y si alguna tímida palabreja salía de su boca, D.ª Laura se le quería comer vivo. El cargo principal que contra Isidora se formulaba era que se había quedado fuera de casa en la noche del 11. «Nada, nada dijo la iracunda señora a su marido del modo más imperioso . Esa... Sardanápala no tiene que poner más los pies en mi casa.

Lucía, desde el hueco de la ventana, observaba sus movimientos. Cuando vio que eran corridos hasta diez minutos sin que Artegui diese indicios de menearse ni de hablar, fuese aproximando quedito, y con voz tímida y pedigüeña, balbuceó: Señor de Artegui.... Alzó él el rostro. El velo de niebla cubría otra vez sus facciones. ¿Qué quiere usted? dijo broncamente. ¿Qué tiene usted?

Me parece que trató de decirme: «Estoy orgullosa, mi querido Domingo» o «está bien». Velaba sus ojos una lágrima; ¿era de interés, de compasión o solamente efecto de involuntaria conmoción de joven tímida? ¡Quién lo sabe! Muchas veces me lo he preguntado sin lograr concretarlo. Salimos. Yo arrojé mis coronas en el patio de las aulas antes de franquear la puerta por última vez.

UNA VOZ TÍMIDA. ¡Proserpinita querida! ¿Dónde estás? Por desgracia, esta institución arcaica no lo sabía aún, y nos dio... la antigua dirección de aquéllas. Y durante una semana entera la agencia estuvo dándonos, como si se burlase de nosotros, la misma antigua dirección.

Me expliqué entonces las singularidades que á menudo me habían llamado la atención en el carácter del viejo marino, y en particular su actitud tímida y pensativa cuando se hallaba frente á frente conmigo.

Abrió su espíritu al amor con la inocencia que la flor abre su cáliz a los rayos del sol. Y aquella niña tímida, melancólica y reflexiva, en algunos días había experimentado notable trasfiguración; la alegría que rebosaba de su alma comunicó a su rostro atractivos que antes no tenía, gracia a sus movimientos, sonoridad a su risa, brillo a su palabra.

Entraba Carmen en la habitación del herido con leve paso, bajos los ojos, como avergonzada de su anterior hostilidad. ¿Cómo estás? preguntaba cogiendo entre sus dos manos una de Juan. Y así permanecía, silenciosa y tímida, en presencia de Ruiz y otros amigos que no se apartaban de la cama del herido. De estar sola, tal vez se habría arrodillado ante su esposo, pidiéndole perdón. ¡Pobrecito!

Un día está de buen humor Quiroga, y juega con un joven, como el gato juega con la tímida rata: juega a si lo mata o no lo mata; el terror de la víctima ha sido tan ridículo, que el verdugo se ha puesto de buen humor, se ha reído a carcajadas, contra su costumbre habitual. Su buen humor no debe quedar ignorado: necesita explayarse, extenderlo sobre una gran superficie.