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Actualizado: 23 de julio de 2025
Ferragut, que había salido para enterarse de la hora exacta de la llegada del tren, se detuvo, al volver, junto á la puerta, sorprendido por la animación con que hablaban las dos señoras en un idioma nuevo. Surgió en su memoria el recuerdo de Hamburgo y de Brema. Sus compañeras hablaban alemán con la dicción fácil de un idioma familiar.
El recuerdo de Von Kramer surgió algunas veces en su memoria. «¿Lo habrían fusilado?...» Quiso saber, pero sus averiguaciones no obtuvieron gran éxito. Los Consejos de guerra eludían la publicidad de sus actos de justicia. Un negociante marsellés amigo de Ferragut se acordaba de que, algunos meses antes, había sido ejecutado un espía alemán sorprendido en el puerto.
De la parte trasera del carro surgió, como un monigote del fondo de una caja, una cabeza de viejo, con el cuello del chaquetón rozando las orejas y un gorro de pelo encasquetado hasta los hombros. Era una cara mofletuda y roja, con una vaguedad en los ojos rayana en la estupidez.
Su vida matrimonial, que en aquellos tres años se había ido alejando de su memoria como un sueño que la claridad de la aurora desvanece, surgió de pronto delante de sus ojos, tan próxima que la tocaba con la mano. Ni un pormenor faltaba al cuadro. Y ante aquella visión sentíase turbado, como si los sucesos acabasen de efectuarse.
Partiría a la mañana siguiente, aprovechando el viaje de vuelta del mismo vapor que había traído la carta. El recuerdo de Margalida surgió en su memoria, pretendiendo retenerle en la isla.
Surgió en su interior una repulsión de casta, al pensar que pudiera protegerle aquel compatriota de gustos ordinarios. No le era antipático; pero nunca le admitiría como un igual. Elena acabó por irritarse, cansada de sus protestas.
Sus brazos surgían exageradamente de las mangas del capote, cortas ya para ellos. La gimnasia ruda de las marchas y el manejo de la pala habían ensanchado sus muñecas y encallecido sus manos. El recuerdo de su hijo surgió en su memoria. ¡Contemplarle así, hecho un soldado, como su primo! ¡Verle sufrir todas las rudezas de la existencia militar... pero viviendo!
Ester, como impelida por inevitable destino, y contra toda su voluntad, se acercó también á Dimmesdale, pero se detuvo antes de llegar. En este momento el viejo Rogerio Chillingworth se abrió paso al través de la multitud, ó, tan sombría, maligna é inquieta era su mirada, que acaso surgió de una región infernal para impedir que su víctima realizara su propósito.
¿Porqué engreirte con la vana gloria de ver a tu Metrópoli vencida ciñéndote el laurel de la victoria? Aquí España cayó como el suicida a quien del goce lúbrico el veneno poco a poco arrancando fué la vida. No surgió un sólo ánimo sereno, que al presentir tu arrollador embate se lanzase a morir honrado y bueno. ¡Sí; bien lo sabes tú!
Poco a poco sus pensamientos se apaciguaron, las ideas impuestas por la realidad se abrieron paso a través del dolor exacerbado por la fantasía, y finalmente surgió la voluntad, imponiendo cordura y calma. ¡La calma, el recurso de los desdichados! Borráronse de la linda frente las arrugas del ceño fruncido por la tristeza... ¿En qué pensaba? ¡Misterio!
Palabra del Dia
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