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Actualizado: 25 de junio de 2025
Reina, has estado ridícula. ¿Por qué, tío? No se le dice a un joven, que es buen mozo. Pero si me parece que lo es. Motivo de más, para no decírselo. ¡Cómo! contesté yo sorprendida. ¿Entonces debía decirle que lo hallaba feo? No debías de haber tocado ese punto. Ten cualquier opinión, pero guárdala para ti. Sin embargo, mi tío, lo más natural es decir lo que se piensa. No en sociedad, sobrina.
Empezaban á retirarse los parroquianos más trasnochadores del boliche, cuando llegó Robledo ante la casa ocupada por Elena. Subió con pasos quedos la escalinata, llamando discretamente á la puerta después de unos instantes de vacilación. La puerta se abrió al poco rato, asomando á ella Sebastiana, sorprendida por este llamamiento cuando iba á acostarse.
Volvieron a la casa a las diez y media, porque Barbarita quería enterarse de cómo había pasado su hijo la noche, y entonces fue cuando Jacinta reveló lo del Pituso a su mamá política, quedándose esta tan sorprendida como poco entusiasmada, según antes se ha dicho.
Sorprendida y asustada la turba por aquella súbita e imprevista intervención, retrocedió no poco, dejando despejado un largo trecho en torno de los forasteros inermes, delante de los cuales se pusieron prontos a defenderlos los otros dos forasteros a caballo.
No estando en las condiciones descritas, á buen seguro que tampoco podréis apreciar la poesía popular indígena. Una india que canta un romance ó un cumintán, que es sorprendida por un europeo, deja la mayor parte de las veces su canto, ó de continuar, lo hace de una forma cohibida á todas luces. Aquel ser se transforma tan luego reina la confianza á su alrededor.
El indomable vigor de aquel pequeño ser, ejercitado secretamente en tan duras pruebas, se reanimó no lentamente sino en pocas horas. Apenas en convalecencia, viósela enderezarse contra el recuerdo humillante de haber sido sorprendida, por decir así, en debilidad, trabar pelea con el mal físico, el sueño que podía vencer, y dominarlo.
Fray Luis, acostumbrado á la lucha consigo mismo, tuvo suficiente poder para dominarse, para apagar su mirada, para contener el estremecimiento de sus músculos; se había puesto la careta, y al través de ella miró ya, sin temor de que su alma fuese sorprendida, á la reina. Y al verla con más reflexión, dominado, sereno, fray Luis se estremeció.
Ya ves que me manda castigarte por lo que has hecho ayer. Al decir esto sonreía dulcemente, como si le noticiase que le iba a regalar alguna golosina. Josefina la miró sorprendida. ¿Castigarme? Madrina ya me ha hecho dormir en el suelo. No importa, eso es poco para maldad tan grande como escaparse de casa. Habrá que darte algunos azotes.
Vestida de duelo se presentó en el salón de palacio en momentos de hallarse el virrey conde de la Monclova en acuerdo con los oidores, y expuso: que don Fernando había asesinado al marqués, amparado por la ley; que ella era adúltera, y que, sorprendida por el esposo, huyó de sus iras, recibiendo su cómplice justa muerte del ultrajado marido.
Nosotros no tenemos hijos. Dios nos ha protegido hasta ahora y nos seguirá protegiendo. Cirilo echó mano a la cartera y le entregó un billete de cincuenta pesetas. La mujer, sorprendida y roja de emoción y de alegría, no encontraba palabras para dar las gracias. Se deshacía en fervorosas bendiciones.
Palabra del Dia
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