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Actualizado: 27 de noviembre de 2025


Habla en esta ocasión, como Oliverio, y, sin embargo, no hay nadie que se parezca a él menos que usted. ¿Le parece a usted? dije mirándola apasionadamente para dominarla de nuevo, ¿en verdad cree usted que somos tan diferentes? Pues yo creo, por lo contrario, que nos parecemos mucho.

Los hombres, digo, los señoritos, somos unos miserables; creemos que el honor de las hijas del pueblo es cosa de juego... No me pongas esa cara, vida mía.

Es necesario tener siempre en cuenta la materia de que somos formados y la poca influencia que tienen sobre ella, en momentos especiales, los hábitos y convenciones nacionales.

Juan Montiño hizo una señal afirmativa con la cabeza. ¿Es paisano vuestro, Dorotea? No lo , porque yo no de dónde soy. ¡Ah! vos sois del cielo. Pues entonces no somos paisanos dijo Juan Montiño con mal talante , porque yo soy de la tierra. ¿Habéis estado alguna vez en la corte? Ayer vine por vez primera. Y como en la corte no conoce á nadie, ha venido á parar á mi casa.

Mi mujer me dijo: lo que nos han puesto no vale diez francos. Hazme el favor de no volver á entrar en ninguna fonda, ni restaurant, ni almacen, ni aún taberna que huela á cosa de Champeaux. Yo medité un momento camino de casa, y dije á mi mujer: No es Paris el bárbaro: los bárbaros somos nosotros.

Vale más la espléndida figura de Pizarro, arrojando en su impaciencia la coraza cuyos broches no ajustan, para salir al encuentro de sus asesinos y combatir hasta el último aliento y morir trazando en el suelo la señal de la cruz con su propia sangre. Es muy probable que cualquiera de nosotros, en caso semejante, se hubiese felicitado de encontrar el puente salvador... Pero no somos Bolívar.

Menester seria que estuviéramos locos, respondió el anciano; aquí todos somos de un mismo parecer, y no entendemos que significan esos vuestros frayles.

Conque en esto, consultamos el caso ayer mismo con don Claudio; y, naturalmente, nos aconsejó que viniéramos, respondiendo él de que seríamos bien recibidas... ¡Pues no faltaría más! como nos dijo el señor de Fuertes: «¿qué tienen ustedes que ver con lo que en otros tiempos hubo o no hubo entre los de arriba y los de abajo, siendo ya eso puchero de enfermo y ustedes unas señoras en toda regla, que no van a pedir a nadie media peseta para los panecillos del almuerzoConque al saber que ustedes habían llegado anoche, nos dijimos: vamos a saludarlos y a ofrecerles la casa y nuestros respetos, porque arrieros somos... y casi parientes además; y esta mañana nos echamos encima lo primero que tuvimos a mano... Porque nos gusta mucho a mamá y a andar decentes, eso , pero sencillitas, muy sencillitas, como ustedes pueden ver... lo que no quita que tengamos siempre de reserva alguna cosilla de más lujo, por si acaso truena gordo a lo mejor... Al revés que otras de aquí, que se llevan el cofre entero cada vez que se echan a la calle, ¡uff!

Parece que somos la intuición del malo, cuando penetra en su conciencia para verse en toda su fealdad.

No somos como los ingleses y holandeses que para mantener en la sumision á los pueblos se sirven del látigo... disponemos de otros medios más suaves, más seguros; el saludable influjo de los frailes es superior al látigo inglés...

Palabra del Dia

aquietaron

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