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Actualizado: 15 de junio de 2025


En seguida el verdugo, que era un negro esclavo del infeliz corregidor, le arrancó el uniforme en señal de degradación, le vistió una mortaja y le puso la soga al cuello.

Absorto la miraba el joven, y con voz balbuciente, que declaraba su sorpresa y embeleso, dijo: «Estás..., no ya hermosa, ni guapa, sino... ¡divina! Vamos, que te he hecho tilín. A un ahorcado no se le hace tilín tan fácilmente; pero... Abismo de flores, de veras te digo que si no estuviera con la soga al cuello... Pero no, ¡fuera simplezas! El médico, el médico es el que habla ahora».

El pueblo cree que está viendo representar el sainete de Castillo <i>La casa de vecindad</i>, y quiere tomar parte en la función. ¿No es verdad, Araceli? señora. Ese nuevo actor que se mete donde no le llaman, dará disgustos a las Cortes. El pueblo quiere que juren dijo Flora. Y querrá también que se les ponga una soga al cuello y se les cuelgue de las bambalinas.

En la plaza de la Bolsa hemos hallado dos jóvenes de veinte ó veinticinco años, que saltaban en una cuerda, juego que en Andalucía se llama de la soga. Lo mismo hacia en la calle Feydeau una mujer que tenia varios hijos. En la calle de Richelieu, una mujer se ataba las enaguas blancas, adoptando apenas reserva alguna, sin que esto causara maravilla á los transeuntes.

Doña Paula y don Fermín hablaban poco; se defendían por acuerdo tácito; empleaban el mismo sistema de resistencia sin comunicárselo. Estaba la madre irritada. «Su hijo la engañaba, la perdía. Por allí iba a romper la soga; por allí hacía agua el barco.

La capital de Oriente ha sido siempre notable por su desmedida afición al base-ball... Dice un refrán castellano que Dios aprieta y no ahoga; pero estoy viendo la soga y el movimiento de mano Estenoz. San Luis, Junio 12, 1912.

De los míseros hombres no quedaba, al final de la comida, más que una horrible mezcla, no ya de carnes y huesos machacados, sino de monstruos de toda especie. Los hombres no valen ni la soga para ahorcarles, decía en el idioma armonioso y elegante que le era peculiar. El cura que estaba en la desoladora convicción de no ser una mujer, bajaba la cabeza y parecía lleno de contrición.

Rafael Joaquín Valls, hermano de estos dos últimos, natural y vecino de esta Ciudad, de edad de veinte y ocho años, preso por delito de judaismo. Salió en forma de penitente, con sambenito de dos aspas, soga de esparto al pescuezo y vela verde en las manos.

Lo que has de creer y entender es que si ellos se les parecen, como dices, debe de ser que los que me han encantado habrán tomado esa apariencia y semejanza; porque es fácil a los encantadores tomar la figura que se les antoja, y habrán tomado las destos nuestros amigos, para darte a ti ocasión de que pienses lo que piensas, y ponerte en un laberinto de imaginaciones, que no aciertes a salir dél, aunque tuvieses la soga de Teseo.

Estuvo un rato pendiente de ella sin morir, y atribuyendolo á milagro cortaron la soga los que estaban presente, y le libraron.

Palabra del Dia

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