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Actualizado: 30 de abril de 2025
A pesar de su edad quiere ser el primero en combatir, y sólo cediendo á las instancias de la hermana de Don Sancho, cuyo principal apoyo es, consiente que peleen antes sus hijos. La Infanta, de gran duelo, sube á un tablado para presenciar la lid; Arias Gonzalo, lleno el corazón de siniestros presentimientos, se sienta á su lado.
A Gonzalo le hacía mucha gracia este resabio de su contrincante; y una noche, mientras se ahogaba el pobre hombre «meeroodeeando» a obscuras en el huero caletre media docena de palabras al acaso, acercose el otro con gran sosiego a Verónica, y, en el tono menos gangoso que pudo, le dijo al oído con mucha formalidad: No te alarmes, chica; pero es indudable que ese sujeto tiene planes siniestros contra ti.
Las cavidades inmensas como salas de fabulosos palacios, se suceden á estrechos desfiladeros y éstos á aquéllas; chimeneas, abiertas en la roca por antiguas cascadas, aparecen en la bóveda; al borde de estos pozos siniestros nos detenemos con horror, en los cuales, las piedras que arrojamos, bajan chocando contra los salientes de las paredes y sólo después de algunos segundos deja de oirse el ruido que produce en la caída.
Ten cuidado con lo que haces prosiguió, clavando en él sus ojos siniestros, porque una traición pudiera salirte cara. Estaba tan acostumbrado al dominio de aquella terrible mujer, que sintió un estremecimiento de frío, como si algo aciago se cerniese ya sobre su cabeza.
Basta decir que Mâcón ha sido tomado a mitad de la noche, que yo desperté a las dos de la madrugada entre el espantoso estruendo de los cañones, obuses y fusilería, vivísimo en todas las calles, y los más siniestros gritos de desesperación y de dolor. Nos creíamos todos perdidos.
¡Se atreve M. Arago á hablar de humanidad! ¡Válgame Dios, y cómo se escribe la historia! En la infinidad de naufragios, en el sinnúmero de siniestros que por su situación ha presenciado Guajan, jamás han dejado sus habitantes y sus Gobernadores, de hacer muchísimo más de lo que dicta la caridad oficial y la reciprocidad del derecho de gentes. Lea M. Arago el naufragio de su compatriota Mme.
Mi madre, que me amamantaba a la sazón, fue depositada sola en la casa de mi abuelo, bajo la salvaguardia de algunos soldados del ejército revolucionario. ¡Y aún causará asombro el que aquellos en quienes data la vida de estos siniestros días, hayan aportado con su conocimiento cierto sabor de tristeza y cierta impresión melancólica al genio francés!
Beatriz y Pierrepont se pasearon lentamente durante algunos minutos en el parque sin pronunciar palabra, parándose de tiempo en tiempo para echar una distraída mirada sobre el lejano panorama de París, sobre el cual el sol poniente lanzaba a intervalos a través de las rotas nubes siniestros resplandores de incendio.
Era de color morcillo, pintado todo de moscas blancas, que sobremanera le hacían hermoso; venía en pelo, porque no consentía ensillarse del mismo rey; pero no le guardaba este respeto después de puesto encima, no siendo bastantes a detenerle mil montes de embarazos que ante él se pusieran, de lo que el rey estaba tan pesaroso, que diera una ciudad a quien sus malos siniestros le quitara.
No se pegaba de trompadas con los suyos más de tres veces al día; su madre no lograba echarle la vista encima arriba de una por semana, y para eso había de cogerle durmiendo; de modo que sus siniestros de muelas, orejas y cabellos, por temporal materno, aunque pocos y buenos, aún le prometían pellejo sano para muchos años.
Palabra del Dia
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