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Actualizado: 27 de junio de 2025
Parecía hablar con sinceridad, pero debo confesar que yo no tenía confianza en él y que todavía abrigaba recelos.
Pronto se desentendieron de Galba, el ofendido esposo y padre desconsolado, y pusieron en duda la sinceridad de su dolor; pero guardaron su cómica compasión para el coronel Roberto, abrumando a este hombre, hombre excelente, con intempestiva simpatía manifestada en las tabernas, salones públicos y otros lugares no menos inadecuados para demostraciones de tal género.
Conocemos vuestra sinceridad, piedad i religion para con Dios. No creemos á todo espíritu; i aunque prestemos oido á las quejas de todos, no por eso les damos crédito.» Lo que fué obra de la codicia i contra la misma piedad cristiana, anda pregonado por vuestras lenguas como servicio hecho á Dios!
Soy viudo y tengo seis hijos». Al decir esto, poniendo en su tono tanta sinceridad como hombría de bien, clavaba en el rostro de su interlocutor una mirada semejante a la del asesino en el momento de dar el golpe a su víctima.
Dígaseme ahora con sinceridad si aquellos dos dedos de Frasquita no eran más fieros y traidoramente destructores que todos los rejones, banderillas, garrochas y espadas que contra los toros se esgrimen.
Todo sinceridad y franqueza, no se le conocía vicio ni repliegue que tratase de ocultar a sus vecinos; aunque no faltaba mala lengua que asegurase que el tal hidalgo menudeaba demasiado las visitas a cierta cuba de lo añejo que conservaba en la bodega; pero lo cierto es que nadie pudo probarlo..., no el vino, sino el hecho. Sus verdaderas aficiones, bien notorias, eran la carpintería y la caza.
Escribo tan sólo un juicio formado en los días de la primera salida de la hermosa novela, y lo que intenté decir entonces, tributando al compañero y amigo el debido homenaje, lo digo ahora, seguro de que en esta manifestación tardía el tiempo avalora y aquilata mi sinceridad.
Por tu culpa: ¡tú aprobabas todo lo que ella te decía! ¡Bah, eran fantasías propias de su edad! ¿Tú lo crees? Eran caprichos de una déspota insoportable. Sí, pero ¡qué corazón y qué sinceridad! ¡Jamás una mentira salió de sus labios! ¡Qué hermosa mirada resplandecía en sus ojos cuando se le corregían sus faltas!... siempre leves.
Elihu Root me dijo durante su visita a esta capital, que los Estados Unidos nunca anexionarían a Cuba y tengo la más absoluta confianza en la sinceridad de este gran estadista americano. Los últimos años de la vida de Martí en Nueva York me son poco conocidos.
La voz de la dama vibraba de indignación al pronunciar estas palabras. Sus ojos se clavaban en el vacío con dureza, cual si quisieran ver levantarse delante de ella la figura de su padre para pulverizarlo. En aquel momento hablaba con sinceridad. Los ojos opacos de D.ª Carmen, a medida que hablaba, iban brillando con alegría.
Palabra del Dia
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