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Actualizado: 13 de junio de 2025
Ello es que la fiesta en la huerta fue apaciblemente divertida: se habló de flores, de frutos, de injertos, de plantaciones y de otras mil cosas relativas a la labranza, luciendo Pepita sus conocimientos agrónomos en competencia con mi padre, conmigo y con el señor vicario, que se queda con la boca abierta cada vez que habla Pepita, y jura que en los setenta y pico de años que tiene de edad, y en sus largas peregrinaciones, que le han hecho recorrer casi toda la Andalucía, no ha conocido mujer más discreta ni más atinada en cuanto piensa y dice.
¿Cree usted, alma de Dios continuó el Ministro exagerando el tono declamatorio de su discurso , que un papel que se emite a setenta con un interés de veinte, no subirá otros veinte..., diez, siquiera, al siguiente día de cubierto el empréstito..., al abrirse éste quizá? Pues vende usted en el acto, y de este modo hace usted en un par de días el negocio del siglo.
El treinta y dos; el siete; el setenta y uno; la niña bonita... Es decir, Carmen sopló Octavio al oído de su novia, la cual le pagó con una mirada risueña que sin duda significaba: «¡Acabaras de decir algo de provecho!» Los anteojos de Mahoma; el uno; arriba y abajo...
La poblacion dé la mision de Magdalena ascendia, en 1820, á dos mil ciento y ocho almas, en 1832, á dos mil setecientas ochenta y una; por manera que en el espacio de once años el acrecimiento de ella habia sido solamente de seicientas setenta y tres almas. En 1832, las haciendas del Estado tenian siete mil setecientas cincuenta cabezas de ganado vacuno, y dos mil novecientos veinte caballos.
Posible es observó don Simón arrugando la cara. No he concluido todavía añadió su excelencia . El papel se emitirá a setenta por ciento. ¡Santa Bárbara! ¡Otra ventaja para el suscriptor! ¡Ya, ya! refunfuñó don Simón. ¿No le parece a usted bastante claro todavía el negocio? preguntóle con picaresca sonrisa el Ministro.
Cuando nuestro gracioso soberano se apresura á vestir la armadura de combate á los setenta años y el señor de Chandos le imita á los setenta y cinco, con tantas campañas y heridas como cuento yo, mal puede quedar en reposo la lanza del barón León de Morel. Mi propia fama me obliga, ya que tanto más notada sería mi ausencia. No, Leonor, debo partir.
Nada mas que setenta y dos, dixo el académico, y todos los dias nos lamentamos de tanta escasez; que nuestra imaginacion se dexa atras nuestras necesidades, y nos parece que con nuestros setenta y dos sentidos, nuestro anulo, y nuestras cinco lunas, no tenemos lo suficiente; y es cierto que no obstante nuestra mucha curiosidad y las pasiones que de nuestros setenta y dos sentidos son hijas, nos sobra tiempo para aburrirnos.
Mi tío Ramón echó muy luego el luto y se dio al mundo, enteramente al mundo; pero siempre débil a las tentaciones de la carne, sus setenta millones de pesos vinieron a quedar muy luego en las condiciones de un real en la puerta de una escuela.
Soplando por ella, disparan hasta a setenta u ochenta pasos de distancia unas flechitas de bambú que llevan en la punta una espina larga y aguda y en el otro lado un taponcito de médula vegetal que ajusta perfectamente en el hueco de la cerbatana.
Pero es triste ver que el gran pueblo que la realizó está todavía esperando, despues de setenta años de peripecias políticas, el cumplimiento de los promesas de libertad hechas en los terribles dias de una lucha titánica. La libertad, por la cual creyó luchar sinceramente Robespierre, no ha venido todavía; pero quedan aún los recuerdos sangrientos que despierta el nombre del diputado de Arras.
Palabra del Dia
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