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Viéndoles juntos, se observaba extraordinario parecido entre el señor de la Lage y su sobrino carnal: la misma estatura prócer, las mismas proporciones amplias, la misma abundancia de hueso y fibra, la misma barba fuerte y copiosa; pero lo que en el sobrino era armonía de complexión titánica, fortalecida por el aire libre y los ejercicios corporales, en el tío era exuberancia y plétora; condenado a una vida sedentaria, se advertía que le sobraba sangre y carne, de la cual no sabía qué hacer; sin ser lo que se llama obeso, su humanidad se desbordaba por todos lados; cada pie suyo parecía una lancha, cada mano un mazo de carpintero.

Pero es triste ver que el gran pueblo que la realizó está todavía esperando, despues de setenta años de peripecias políticas, el cumplimiento de los promesas de libertad hechas en los terribles dias de una lucha titánica. La libertad, por la cual creyó luchar sinceramente Robespierre, no ha venido todavía; pero quedan aún los recuerdos sangrientos que despierta el nombre del diputado de Arras.

Otro uso del nitrato es en la manufactura del ácido nítrico y últimamente de varias clases de explosivos, de modo que no es difícil que la misma substancia enterrada en el suelo de Chile se lleve al extranjero, se transforme en explosivo poderoso, se devuelva a las colinas áridas de esta parte de la América del Sur y, con su fuerza titánica recién adquirida, se emplee para desalojar otras acumulaciones en otros yacimientos no muy lejos de donde originó.

Su grandeza titánica se impone así, aun a los más prevenidos por las enormes desproporciones de su carácter o por las violencias recientes de su historia. Y por mi parte ya veis que, aunque no les amo, les admiro.

¡El hombre es, pues, creador; el hombre es soberano, es superior á la naturaleza! Por qué? porque es espíritu, porque la ciencia es su rayo, el pensamiento su palanca titánica, la palabra su irresistible instrumento de conquista!

Auménteseles, pues, el sueldo, déseles las piltrafas suficientes, y el Ayuntamiento verá sus cátedras de energía y ferocidad perfectamente desempeñadas. Se trabó una lucha titánica en el Ayuntamiento y en las columnas de los periódicos. Los peones nos defendimos bizarramente. Hicimos esfuerzos increíbles para salvar nuestro Retiro de la feroz invasión; pero quedamos vencidos.

Todo esto es, a la verdad, inaudito, y el aplauso y la boga que tales libros alcanzan en una nación tan civilizada como Francia, indican bien claro cuán aceleradamente van retrogradando los estudios estéticos, que parecían llamados a tan gloriosos destinos después del impulso que les imprimió la mano titánica de Hegel.

Allí se comprende todo el poder de la fe, que no solo inspirara á los artistas de la Edad media, sino que les diera á sus pueblos-obreros la fuerza titánica para levantar esas montañas labradas de granito y piedra comun, cuajándolas de primores que revelan toda la tenacidad paciente de una creencia y las extravagancias de la supersticion.

Pagaba además con rumbo generoso a los cuarenta o cincuenta ganapanes que habían llevado en hombros las andas, y en las andas la mesa, con Cristo, Apóstoles y cuanto Dios crió; empresa titánica, de la cual no pocos quedaban derrengados y con feroces ampollas, a pesar de las almohadillas. Aquella noche echaba D. Acisclo el bodegón por la ventana.

Sólo uno, el hijo del Kan de Tartaria, había logrado salvarse de su indiferencia para incurrir en su odio. Este Príncipe adolecía de una fealdad sublime. Sus ojos eran oblicuos, las mejillas y la barba salientes, crespo y enmarañado el pelo, rechoncho y pequeño el cuerpo, aunque de titánica pujanza, y el genio intranquilo, mofador y orgulloso.