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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Don Antolín, con su malicia de servidor eclesiástico, adivinaba la intensidad del daño producido por Luna. Pero al momento, su egoísmo se sobreponía a la reflexión. Que hablase. ¿Y qué? Un poco de orgullo en aquella gente y nada más.
La disposición del fogón era entonces próxima al plano de la culata, terminando arriba en una pequeña cazoleta de 18 mm. de amplitud. Cortado el sombrerete venía á tener esta pieza 1m,430 de longitud. Se empleaban las piezas de servidor al aire libre porque teniendo dos y tres que se cargaban independientemente, era el tiro más rápido; las de culata cerrada se preferían en baterías bajo cubierta.
Dígale al señor de Villanera que soy su servidor. A mi hija podré enterrarla tal vez, pero no venderla. Señor duque, realmente lo que propongo a usted es un negocio, pero si yo lo creyese indigno de un caballero, no hubiera intervenido en él, puede creerme. ¡Pardiez! doctor, cada uno entiende el honor a su manera.
Santorcaz, como dije, había logrado en poco tiempo gran ascendiente sobre D. Diego, de tal modo, que cuanto nuestro mozalbete ponía por obra, lo consultaba con aquél. Marijuán, en cambio, hacía buenas migas con un servidor de ustedes, y siempre juntos en las marchas y en los descansos, nos contábamos nuestras cosas, compadeciéndonos y consolándonos mutuamente.
Además, por descuido de su padre, se asoció, tal vez demasiado, con niños americanos. »Era mi intención contestar antes por correo a su carta; pero he pensado que el mismo De-Hinchú podía ser el portador de la misiva. »Su amigo y respetuoso servidor, Hop-Sing.» En tales términos contestó Hop-Sing a mi carta. Pero, ¿dónde estaba el portador? ¿Por qué arte misterioso fue entregada?
Amigo Rocchio dice Jacintito tirando desapiadadamente de la punta de sus bigotes, va usted a comprarme quinientas acciones del Banco Vitalicio. Y otras quinientas para un servidor dice el joven Vargas con mucho aplomo. Perfectamente contesta Rocchio, pero... andar con cuidado, no sea cosa que se les vayan los pies.
Un servidor del barón conducía la blanca mula vistosamente enjaezada que llevaba las ropas, armas y otros efectos de la propiedad del noble guerrero. Formaba el centro de la columna un centenar de arqueros y cerraba la marcha el resto de la caballería, es decir, los hombres de armas reclutados recientemente, soldados escogidos todos ellos, aunque no veteranos como sus compañeros de la vanguardia.
Isidro, al salir de su casa por las mañanas, hablaba con Salguero el esquilador. Este le salía al paso, saludándolo con grandes cortesías. Vaya usía con Dios, señor excelentísimo. Ya sabe que Salguerillo es su fiel servidor, aunque sea un pobre cañi.
Harto comprendía él que las luchas políticas, por rara excepción, tienen hoy el infame privilegio de enconar las divisiones de familia; mas no se le ocultaba que para el viejo y entusiasta partidario del progresismo, para el admirador de los que pusieron término a la primera guerra civil, sería triste pesadumbre saber que un hijo suyo, hecho clérigo a hurtadillas, era agente y servidor de los facciosos.
No tardó en presentarse una zagala, ni hermosa ni limpia, que le servía para aderezarle la comida, cuidar y ordeñar su única vaca, llevar el rocín á beber y darle pienso, etc., etc. Porque nuestro hidalgo no tenía otro servidor. La huerta y la pomarada él las cuidaba con sus propias helénicas manos.
Palabra del Dia
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