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Actualizado: 23 de julio de 2025
La cochera no guardaba otro vehículo que la carroza de hule verde traída de Segovia y que sólo rodaba cuando sus dueños, al llegar el estío, se retiraban a su casa de campo en el Valle de Amblés. El resto del año quedaba abandonada por completo en la obscura covacha.
Pues un día que iba por la Plaza de Provincia, vio el burro de un aguador, suelto: el dueño estaba en la taberna próxima. Entráronle ganas a Manolito de montarse en el pollino, y como lo pensó lo hizo. Pero el condenado animal, en cuanto sintió el jinete salió escapado, y aunque el chico hacía esfuerzos por detenerlo, no podía... Total, que llegó hasta la calle de Segovia, muy cerca del puente.
En el año de 1558 lo encontramos en Segovia, á donde había acudido mucha gente á disfrutar de las fiestas, que se hicieron para celebrar la consagración de la nueva catedral, y por consiguiente un público numeroso para asistir á sus representaciones . Parece que en los años siguientes hubo también de visitar las ciudades comarcanas.
De un empeño bravo me contestó mi amigo ; esta noche al obscurecer, irás á ponerte en el lugar que mejor te parezca del camino de Segovia; no tardará mucho en pasar una litera resguardada por cuatro alguaciles á caballo: quitas á esos alguaciles el preso que irá en la litera, y vente con él por el portillo de la Campanilla.
Algunas noches una voz llorosa y sombría cantaba debajo de su ventana, al son de una guzla. El billete atado a una piedra no se hizo esperar. Por fin los garfios de una escala de seda se engancharon a su balcón, y su labio sorbió, sobre Segovia dormida, el deliquio del primer beso nocturno.
Pero cinco semanas después de esta muerte ya tenemos a Lope figurando en la comitiva de un viaje de Felipe III y la corte a Segovia, Burgos y Lerma y tratando de festejos y galanteos. Sin embargo, a principios de 1614 determinóse Lope a recibir órdenes sagradas.
Hallóse de nuevo en la calle de Segovia, y entonces los gritos femeninos llegaban á sus oídos como si la horda de aves con palabra humana hubiera levantado el vuelo tornando á las altas regiones. Empezó á llover: caían gotas muy gruesas, que la imaginación calenturienta de la huérfana sentía en el piso como si éste fuera una caja sonora.
Así se lo prometió el Rey Católico; pero el gran piloto acabó sus días en estas tierras, sin que pudiese montar su industria de Segovia. Intervino Ojeda al ver el gesto escandalizado del doctor Zurita. Cada época tiene su moral y sus preocupaciones. Durante la Edad Media, lo mismo en España que en otros países, el monopolio de las mancebías fue una de las mejores rentas de muchas casas nobles.
La desvergüenza, con que abusaban los libreros del nombre de Calderón, llegó á tal extremo, que pusieron bajo el nombre de D. Pedro Calderón obras de otros poetas, de todos conocidas, como, por ejemplo, El tejedor de Segovia, de Alarcón, y el García del Castañar, de Rojas, y hasta algunas, cuyo verdadero autor se nombra á su conclusión.
Uno de estos fué el capitan Enrique Enriquez de Paz, mas conocido por el nombre de Antonio Henriquez Gomez, vecino de Segovia, caballero del órden de San Miguel, é hijo de otro judaizante portugués llamado Diego Henriquez Villanueva.
Palabra del Dia
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