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Actualizado: 28 de julio de 2025
Desde que vivo emancipado de sus engañosas seducciones, me siento más alegre, más seguro de mí mismo; gozo con ingenuidad del momento que pasa... No quiero hablarte de las vergüenzas físicas de esos cuerpos que pretendemos divinizar, de las impurezas diarias ó mensuales que les hace sufrir la vida con sus exigencias. La mujer es menos sana que el hombre. La Naturaleza lo ha querido así.
De tiempo en tiempo, el joven hidalgo levantaba la cabeza y perdía la mirada en el contorno, indiferente a la magia del cielo y a las seducciones del paisaje; pero recogiendo en el alma, de un modo instintivo, la reciedumbre de aquel sitio de pasión y de sublime violencia. El sol, antes de ocultarse, exaltó con su gloria muriente el oro del cielo. Las pupilas de Ramiro se dilataron.
El mágico Argante rodea á su pupila con estas seducciones para tenerla contenta en la caverna, porque una profecía le amenaza con el peligro de matar á quien más ama, ó de perecer por mano del mismo.
Rosas solicitó desde los principios ser investido de facultades extraordinarias, y no es posible detallar las resistencias que sus partidarios de la ciudad le oponían. Obtúvolas, empero, a fuerza de ruegos y de seducciones para mientras tanto durase la guerra de Córdoba; concluída la cual, empezaron de nuevo las exigencias de hacerle desnudarse de aquel poder ilimitado.
Pero Isidora, para quien aquel espectáculo, además de ser enteramente nuevo, tenía particulares seducciones, vio algo más de lo que vemos todos. Era la realización súbita de un presentimiento. Tanta grandeza no le era desconocida. Habíala soñado, la había visto, como ven los místicos el Cielo antes de morirse.
Copiaré las seducciones mundanas para servir á Dios. El murmullo del confesor sonó largamente, como si diese consejos. De vez en cuando, le interrumpía doña Cristina con sus afirmaciones de penitenta sumisa. Así lo haré, Padre. ¿
Vimos primero los esfuerzos de un hombre lleno de genio, que, entronizándose en Córdoba con su gloriosa dinastía, y con una cultura llena de seducciones, sucesivamente rival y amigo de Carlomagno, disputa al gran organizador de la cristiandad el lauro de civilizador, saca de la rica mina de Bizancio los materiales para su grande obra, y envía la luz sobrante del faro que levantó sobre el Guadalquivir á iluminar la corte del nuevo César.
Porque son casos muy distintos el de usted y el mío, señor don Marcelo díjome a esto Neluco . Yo empiezo a vivir ahora, necesito trabajar, y trabajar mucho, para ganar el pedazo de pan que como; y además, ni me aburro en la soledad en que vegeto, ni me tientan, como a usted, las seducciones de «allá afuera», ni conmigo ha de extinguirse mi apellido aunque yo muera solterón... ¡Pero si me viera en el pellejo de usted!...
Si te quedas soltera, de continuo te verás expuesta a los tiros de la envidia y a las emponzoñadas mordeduras de la calumnia, y te rodearán, además, groseras seducciones, a alguna de las cuales quién sabe si cederás en un momento de flaqueza, porque todas somos débiles y ninguna puede estar segura de no tropezar y de no caer si en un solo momento la deja Dios de su mano y no la sostiene con su gracia.
Lo que me importa es que me respeten. ¿Qué segundo pecado original es el mío, que no hay bautismo que lave? ¿Qué mancha indeleble ha caído sobre mí que no hay nada que limpie? ¿Qué vicio innato hay en mi sangre del que yo no puedo purificarla? ¿Por qué se supone tal mí flaqueza que necesite yo refugiarme en un convento para resistir las seducciones y los peligros del mundo?
Palabra del Dia
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