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Sólo Lola Madariaga, que se enorgullecía de ser muy caritativa y era presidenta, secretaria y tesorera de tres sociedades de beneficencia, respectivamente, fué la única que se aventuró a hablar con ellos y aun esparció algunas monedas de plata. Pero de la oscuridad partieron al cabo frases obscenas, algunos insultos que la obligaron a retirarse.

Con estos planes e intenciones, la noche del día en que el Conde supo en el Ministerio de Hacienda quiénes eran sus desconocidas, hablaban éstas a solas en su pobre casa, mientras aguardaban a don Braulio, que estaba trabajando en la Secretaría. No te entiendo, Inesita decía doña Beatriz, sentada en una butaca enfrente de su hermana . Que yo no rabie, nada tiene de particular.

Ocurre en secretaría que no se conocen los antecedentes de tal o cual cosa... ¡Ah!, la Caña lo sabrá'. Piden en el Congreso una nota del estado en que se halla la codificación de Hacienda. ¡Qué lío! Nadie sabe una palabra... ¡Ah!... a ver... la Caña'. Y la Caña les saca del apuro.

Luis, de veintiséis años, tenía treinta mil reales en la Secretaría del Ministerio; Antoñito, de veintidós Navidades, gozaba veinticuatro en una Dirección limítrofe; Federico, de diez y nueve, se dignaba prestar sus servicios al lado del papá por la remuneración de catorce mil reales; Adolfito, de quince, había admitido un bollo de ocho mil entre los escribientes, y el gato..., no, el gato no había recibido aún la credencial; pero la recibiría en justo galardón de su celo persiguiendo a los ratoncillos que roían los papeles de la oficina.

La contra es que no tengo revólver... Me tiraré por el balcón... No, eso no; ¡me haría una tortilla!... Vamos, que el corazoncito me anuncia secretaría... Ánimo, chico, que hoy te va a sonreír la suerte». El director era hombre muy expeditivo, y sin hacerle sentar le dijo: «Amigo Rubín, usted es listo y me conviene usted...».

D. Saturnino Alvarez, Tesorero del Real Consulado; el Sr. Dr. D. Agustin Pio de Elia, Abogado de esta Real Audiencia; el Sr. D. Miguel de Escuti, vecino y del comercio; el Sr. D. Pedro de Arteaga, Oficial segundo de la Secretaría de Gobierno y Guerra del Vireinato; el Sr. D. José María de las Carreras, vecino y del comercio; el Sr.

Los datos para venir en conocimiento de esta verdad en secretaría de hacienda, deben existir, y con ellos á la vista se verá lo que fue la renta y lo que es hoy, lo que gastaba antes y lo que hoy gasta, y de tales noticias nada mas fácil que partir con una reforma, que al paso que asegure la mejor administracion, haga las justas economías que se deben, y evite se estienda la mano con facilidad á nuevas creaciones de oficinas y aumento de empleados, hasta tanto que la estension que debe adquirir la renta, lo demande para dotar las nuevas dependencias que deben establecerse, si se quiere que la renta del vino llegue á ser lo que puede y debe ser en unas provincias en que es bien mirada, y en las que no se halla establecida, no se resistirá su establecimiento, si se hace por los medios prudentes y suaves bien conocidos en Filipinas.

Creó al efecto el referido Ministerio, de orden de S. M., una Junta presidida por el General de ingenieros de la Armada D. Casimiro Bona y compuesta del Capitán de navío D. Cesáreo Fernández Duro, del artista D. Rafael Monleón, anteriormente mencionados, actuando como secretario el Capitán de fragata D. Emilio Ruiz del Árbol, que lo era de la Secretaría militar del mismo Ministerio, y por garantía de acierto en cuestiones ajenas al tecnicismo, pidió á la Academia de la Historia el concurso de dos de sus miembros en el estudio, siendo designados los Sres.

Aquí intercaló la amiga de García Gómez una risita de todos los diablos, y añadió muy despacito: ...la Secretaría particular de don Amadeo, para ese Juanito Velarde, que es ahora su consejero íntimo. ¿Velarde? exclamó Pilar Balsano muy sorprendida . ¡Yo nada sabía!... ¿Ahora te desayunas de eso?... ¡Vamos, Pilar, que estás siempre en Belén con los pastores!...

A cuyo efecto se librarán por mi Secretaría las correspondientes órdenes, avisándose igualmente al Cabildo esta resolucion: todo lo que se hará con la mayor brevedad, aprovechando la presente estacion, pero sin precipitar los reconocimientos; y sin perjuicio de esto, para instruir el expediente con todos los demas conocimientos.