Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de mayo de 2025
Miguel le sorprendió con él entre las manos mirándole atentamente: el capellán quedó algo confuso: «Barájoles, acabo de encontrar este libraco en el baúl de Adolfito Medina... ¡Con estas cosas se entretiene ese cerdo!» Miguel tomó el libro y comenzó a hojearlo, sin que el cura se lo impidiese; antes echaba miradas intensas y escrutadoras cada vez que daba vuelta a la página y aparecía una nueva figura, que era por lo general la de una mujer desnuda o medio desnuda; pero nunca dejaba de hacer algún comentario despreciativo. «¡Mire V., barájoles, mire V. esa porcuza enseñando todo lo que Dios la dio!... ¿Y todo eso qué es, Miguel?... ¡Nada!... ¡Porquería!... ¡Barájoles! ¿No es vergüenza que los hombres se pierdan por esas cochinadas?» Tales comentarios servían de contrapeso a las miradas; pero Miguel no se dejaba engañar. «¿No le parece a V., señor cura, que esta sirena se parece a Petra?
Luis, de veintiséis años, tenía treinta mil reales en la Secretaría del Ministerio; Antoñito, de veintidós Navidades, gozaba veinticuatro en una Dirección limítrofe; Federico, de diez y nueve, se dignaba prestar sus servicios al lado del papá por la remuneración de catorce mil reales; Adolfito, de quince, había admitido un bollo de ocho mil entre los escribientes, y el gato..., no, el gato no había recibido aún la credencial; pero la recibiría en justo galardón de su celo persiguiendo a los ratoncillos que roían los papeles de la oficina.
Ocupémonos de Adolfito, el precoz funcionario, que no iba a la oficina sino cuando le daba la gana; que había encargado un velocípedo a Londres y había extendido él mismo la orden para que el administrador de la Aduana de Irún lo dejase pasar sin derechos, ¡qué rasgo de genio! «Tú irás muy lejos, niño», le dijo el jefe de Negociado.
Palabra del Dia
Otros Mirando