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Actualizado: 11 de junio de 2025
Vn Saluador en vitela con las manos sobre vn mundo. Vn Francisco Xauier, en lamina. Vna relixiosa de la orden de S.t Yago, en lamina. Las quales siete laminas, con sus marcos negros, quedaron en el q.to del Príncipe. Abriose un cubillo en la escalera que baja a la Secretaría del despacho, y se alló en él vn retrato arrollado de la Reyna madre de françia. Otro retrato del señor emperador.
Teniente coronel de ejército, D. Alonso Quesada, Sargento mayor de milicias regladas de infantería; el Sr. D. Vicente Carvallo y Goyeneche, Capitan del regimiento de dragones; el Sr. D. José Martinez de Hoz, de este comercio y vecindario; el Sr. D. José Barrera, Oficial primero de la Secretaría de Gobierno y Guerra del Vireinato; el Sr.
Por las tardes, la respetable asamblea discutía sus aficiones: caballos, mujeres y perros de caza. La conversación no tenía otros temas. Escasos periódicos en las mesas, y en lo más oscuro de la secretaría un armario con libros de lomos dorados y chillones cuyas vidrieras no se abrían nunca. Salvatierra llamaba a esta sociedad de ricos el «Ateneo Marroquí».
¡De usted misma, señora condesa, de usted misma! gritó el ministro . ¿Se atreverá usted a negar delante del ministro de Ultramar que ha solicitado el cargo de camarera, con tal que diesen a Velarde la Secretaría del rey, y a usted seis mil duros de sueldo?... ¡Pues ya lo creo que lo negaré! contestó Currita con todo su desparpajo.
No existía tal plaza vacante en la secretaría, pero Rivera la inventó proponiéndose pagarle con una parte de su sueldo. Además le obligó a quedarse en su casa. Nada le estorbaría: al contrario, en la soledad en que vivía le estaba haciendo falta un amigo con quien comunicar sus pensamientos. Mario, embargado por la emoción, le apretó la mano llorando de gratitud.
Sobre una puerta Tragomer leyó: "Administración penitenciaria Despacho del Gobernador Secretaría general;" Entró y un empleado soñoliento levantó la cabeza al oir pasos y dijo con voz agria: ¿Qué desea usted? Hablar con el señor secretario... ¡Otro inglés! murmuró el empleado; y levantándose perezosamente entró en la habitación contigua. Pase usted, dijo reapareciendo un momento después.
Gabriel no acababa de dar la vuelta a la catedral sin que se le uniera su sobrino el perrero, abandonando su conversación con los monaguillos o con el mozo de recados de la secretaría del cabildo, que tenía su asiento fijo en la puerta de la Sala Capitular.
Yo no me he metido jamás con los de la asociacion, ¡sino para aconsejarles!... ¡no vayas á negarlo despues! Ten cuidado, ¿sabes? No, no lo negaré, pero ¿qué ha pasado, hombre de Dios? Juanito ya estaba lejos; había visto que se acercaba un guardia y temió que le prendiera. Basilio se dirigió entonces á la Universidad para ver si acaso la secretaría estaba abierta y para recoger noticias.
Juzgándome arruinado, todos aquéllos que mi opulencia humilló, cubriéronme de ofensas. Los periódicos, con triunfal ironía, publicaron mi miseria. La aristocracia, que balbuceaba adulaciones, inclinada a mis pies de Nabab, ordenaba ahora a sus cocheros que atropellasen en las calles el cuerpo encogido del escribiente de secretaría.
Le comunicó la terminación de sus estudios y su nombramiento para la secretaría de un Juzgado. Sin embargo, agregó, la magistratura no me entusiasma; en ella entraré por no defender pleitos.
Palabra del Dia
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