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Actualizado: 17 de mayo de 2025
13 Ahora, pues, si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que me muestres tu camino, para que te conozca, para que halle gracia en tus ojos; y mira que tu pueblo es esta gente. 14 Y él dijo: Mis fazes irán delante de ti, y te haré descansar. 15 Y él respondió: Si tus fazes no han de ir delante, no nos saques de aquí.
¡To, Parda!... ¡to! ¡to!... Espina debe de ser, porque en las patas no veo nada. Después que se la saques la lavas bien con un poco de vino y romero... Di a Teresa que te lo prepare... Nacida y criada en casa, ¿sabes tú? prosiguió volviéndose al excusador con la fisonomía enternecida. Me daba D. Jovino, tu feligrés, sesenta duros por ella... ¡Como si me diera ochenta! Esta alhaja no sale de casa. ¡Qué anchura de pechos, eh? ¡Qué cuarto trasero! (Y se lo acariciaba blandamente con la palma de la mano.) No da mucha leche, pero toda es manteca... Esta otra también nació en casa... ¡Quieta, Guinda, quieta!... Es más torpe que la otra... Una novilla todavía... No hace quince días que ha parido por primera vez...
¿Quieres callarte, pelmazo?... ¿Vas á empezar con las simplezas de siempre? ¡Que sí, niña, que sí! profirió Velázquez bajando la voz y avanzando el cuerpo hacia ella hasta meterle las alas del sombrero por los ojos. Que eres más rica que los doblones de á cuatro, más salada... Vaya, niño, déjame el alma quieta y no me saques los ojos con el sombrero, que aunque no son bonitos á mí me hacen avío.
Pues mira: toma la llave, y abre mi ropero para que saques una cosa. Lleva la vela; yo te diré lo que quiero.... Angelina la obedeció. ¿No hay allí una cajita de laca, una cajita negra?... Pues, sácala. Abrela, aquí, delante de mí. En ella encontrarás un paquete de retratos. Angelina hizo lo que deseaba la tía Carmen. Era una colección de retratos de familia.
Había desaparecido toda sensación de la materialidad de la custodia; no quedaba más que lo esencial, la representación, el símbolo puro, y esto era lo que Mauricia apretaba furiosamente contra sí. «Chica le decía la voz , no me saques, vuelve a ponerme donde estaba.
Y por lo que pueda sobrevenir, cuéntale a D. Romualdo quién es D. Carlos, y hazle ver que sus devociones de última hora no son de recibo. En fin, yo sé que no has de dejarme mal, y ya me contarás mañana lo que saques de la visita, que será lo que el negro del sermón». Algo más hablaron. Benina procuraba extinguir y enfriar la conversación, evitando las réplicas y dando a estas tono conciliador.
Sabes que vengo muy incomodado le dijo don Gil, mientras la dama, que se había acercado al hornillo, se esforzaba en encender con pajuela unos carbones; sabes que estoy muy incomodado, Leoncia, con lo que dice la gente, y vengo á que me saques de dudas; porque, en fin, tengo esto atravesado en el gaznate y no lo puedo pasar. ¿Qué? ¿á ver? ... ¿á ver que majaderías traes hoy?
Ten miramiento, rapaz. Defensa de mujer. Y de lobo. ¡No te los haga yo dejar clavados en la tierra! ¡Mucho hablar es!... Si los quieres bien, no los saques al aire. ¡Mírenlos! Oliveros muestra los dientes albos, jóvenes, fuertes, con un gesto lleno de violencia, que recoge los labios y los estremece con sanguinaria y primitiva fiereza. ¡Dientes de hambre, no asustan! ¡Hambre de morder!
Palabra del Dia
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