Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de mayo de 2025


Simón se turbó y el rubor coloreó sus mejillas... el rubor de un joven seriamente enamorado y que se escandaliza al ver descubierto el tímido amor que guardaba religiosamente escondido. ¿Por qué tal suposición? balbuceó inseguro. Porque replicó Delaberge, sería sin esto imperdonable el espionaje a que se ha entregado... Solamente la pasión puede excusarle... Usted ama a la señora Liénard.

«Esto pasará se dijo Fernando . Un capricho... tal vez cierto rubor; miedo de verme otra vez. A la tarde o a la noche hablaremos, y como si no hubiese ocurrido nadaArriba, en la cubierta de paseo, vio a la gente agolpada sobre una borda de estribor, mirando al mar. Una tromba: una tromba de agua en el horizonte. Miró como los otros, pero sin ver nada extraordinario.

La aludida dio media vuelta rápidamente, para ocultar el rubor que teñía sus mejillas, aun a través del colorido postizo de las de su profesión, y la madre Shipton rogó a Flora que guardase silencio. Al regresar don Jorge de su penosa e inútil exploración en busca del camino, oyó el sonido de una alegre risa que el eco repitió varias veces.

El rubor cubría las mejillas de la señora Liénard, sus labios sonreían y brillaban sus ojos con luces del alba, pero no podía articular ni una palabra. Por única respuesta, con gentil movimiento de gratitud tendió sus dos manos a Delaberge, quien las guardó un momento entre las suyas. No prosiguió diciendo.

»Desde que la recibiste de los brazos de su madre moribunda no la has perdido de vista ni un momento; tu mirada la ha seguido siempre; de día mientras jugaba, de noche mientras dormía, a cada instante has interrogado su aliento y su pulso, alarmándote cada vez que cubría su rostro una súbita palidez o un repentino rubor.

Castro estaba tan lejos de pensar que entre aquel perseguidor desconocido y su querida mediase ninguna relación, que no advirtió el rubor. Pasó en seguida a otra cosa con indiferencia. Mas, para nuestra dama, aquel singular sacudimiento y aquel calorcillo en las mejillas fué una especie de revelación vaga de lo que en su espíritu acaecía.

Yo repongo: ¿quién sabe las fuerzas de la naturaleza para conocer que el prodigio no sale de la esfera de ellas? Tanto ignoran los Sectarios hasta donde llegan las fuerzas naturales, como nosotros. A nuestro favor hay los testimonios mas auténticos, á quienes no se puede de negar la fe sin faltar al rubor. No somos fáciles como el vulgo en tener qualquiera novedad por milagro.

D.ª Rafaela quedó un poco sorprendida de aquel modo original de saldar cuentas; pero viendo el rostro de Godofredo cubierto de rubor, sus ojos serenos, inocentes, posarse dulcemente sobre ella con encantadora expresión de vergüenza, no pudo menos de sonreír. ¡Conque regalitos, eh! Vamos, no se ponga usted colorado. El hijo predilecto de la Iglesia se puso mucho más rojo aún.

Otras veces el estremecimiento eléctrico le daba la señal, como si le dijera: "Ester, ahí tienes una compañera," y al alzar los ojos, veía á una joven doncella que contemplaba la letra escarlata, á hurtadillas, y se alejaba rápidamente con un ligero rubor en las mejillas, como si su pureza se hubiera empañado con aquella ojeada instantánea.

En la actitud de su novio adivinó en seguida lo que pasaba. Pues bien, señora, lo que tengo que manifestar a usted es que, lo mismo Carlota que yo, deseamos casarnos cuanto más antes. ¡No, no! ¡yo no! exclamó la joven encendida en rubor y echando a correr. D.ª Carolina se mostró sorprendidísima. ¡Pero eso es un escopetazo, Costa!

Palabra del Dia

bagani

Otros Mirando