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Actualizado: 9 de junio de 2025


Algunos creían contemplar la vieja gloria de la Revolución, que despertaba triunfante después de un siglo de letargo. De pronto se vió á pie y sola. Había desaparecido el cañón y los jóvenes que tiraban de él. Ahora estaban en la rue Royale, frente á los restoranes más elegantes.

¿Qué va á hacer usted esta tarde? preguntó Robledo á Celinda . Seguramente lo mismo de las otras tardes: visita general á los grandes modistos de la rue de la Paix y calles adyacentes. Ella aprobó con un movimiento de cabeza este programa, mientras Watson reía.

Una mañana, doña Luisa, en vez de entrar en la iglesia de la plaza Víctor Hugo, siguió adelante hasta la rue de la Pompe, halagada por la idea de ver el estudio. Le pareció que con esto iba á ponerse en contacto con su hijo. Era un placer nuevo, más intenso que contemplar su fotografía ó leer su última carta. Esperaba encontrar á Argensola, el amigo de los buenos consejos.

Era una americana del Norte, de edad problemática, entre los treinta y dos y los cincuenta y nueve años, siempre con faldas cortas, que al sentarse se recogían indiscretas, como movidas por un resorte. Varios bailes con Desnoyers y una visita á la rue de la Pompe representaban para ella sagrados derechos adquiridos, y perseguía al maestro con la desesperación de una creyente abandonada.

Escándalo en un cinema dijo, al mismo tiempo que leía ; insultos á la autoridad; atentado de hecho contra un agente.... ¿Qué tiene usted que alegar? La vieja, que había permanecido hasta entonces mirando fijamente al comisario y á su subordinado tal vez sin verlos, hizo un movimiento de sorpresa, lo mismo que si despertase. Yo, señor comisario, vendo hortalizas por las mañanas en la rue Lepic.

Al frente, la rue Royale, deslumbrando y bañada por las ondas de un poderoso foco de luz eléctrica que irradia desde la esquina de la Magdalena. A la derecha, los jardines de las Tullerías, claros como en medio del día, con sus juegos de agua y las estatuas con animación vital bajo el reflejo. Un muchacho se me acerca: Pour un sou, Monsieur, la Marseillaise, avec des nouveaux couplets.

Debo acompañarla, ahora más que nunca... Mañana, si puedo, iré á verteAl fin volvió á la rue de la Pompe. Su primer cuidado fué explicar á Julio la modestia de su traje tailleur, la ausencia de joyas en el adorno de su persona. «La guerra, amigo mío.

A estas horas, muchas amigas suyas debían andar por las inmediaciones, á causa de la proximidad de los grandes almacenes... Buscaron el refugio de una esquina del monumento, metiéndose entre éste y la rue des Mathurins. Desnoyers colocó dos sillas junto á un macizo de vegetación, y al sentarse quedaron invisibles para los que transitaban por el otro lado de la verja. Pero ninguna soledad.

El pintor tuvo que recomendar á las amigas un buen paseo después del almuerzo, absteniéndose de aparecer en la rue de la Pompe antes que cerrase la noche. Pero á veces don Marcelo se presentaba inesperadamente por la mañana, y él tenía que correr de un lado á otro, tapando aquí, quitando más allá, para que el taller conservase un aspecto de virtud laboriosa.

Rue de la Paix. París. Dos periódicos que, a juicio de muchos, pertenecían a la secta de los masones, publicaron violentos artículos contra los tribunales de España, que recluyen al pobre como un criminal y le barren de las calles como una inmundicia, y se cruzan de brazos y cierran los ojos ante el poderoso que oculta sus crímenes bajo una armadura de oro, contra la cual se hace pedazos la espada de la justicia.

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