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Actualizado: 26 de junio de 2025


Total: que ella se comprometía a cuanto él quisiera, y desde luego empeñaba su palabra de casorio y de seguirle hasta el fin del mundo, siempre y cuando el rey Samdai concediese lo que con todas las reglas, ceremonias y rezos benditos se le había de pedir.

Fue libre de día para sus obras de caridad, facilitadas por la liberalidad de los duques; fue libre de noche para las meditaciones y los rezos; ninguno tendió redes a su buena fe, ni lazos a su tranquilidad; no hubo de luchar con nadie, y, sin embargo, su espíritu se volvió contra los que le enseñaron; su vida fue agitada, y su entusiasmo decayó lentamente.

Abrió entre sus manos grasas y carnudas un libro cuyas páginas alumbraba un monigote con un cirio, y eruptó sobre el cadáver en latín bárbaro y gangoso algunos rezos con la pasmosa inconsciencia de un loro.

Los rezos se verifican en las casas, á cuyo efecto con la debida anticipación se señala el día y hora en que cada hermana debe hacerlos. Como esta asociación no obedece á presión alguna, y si solo á un acto puramente espontáneo, excuso decir á mis lectores que todas las hermanas sin excepción de clases, cumplen al pie de la letra su misión.

Había sonsonete de rezos y rumor de cuchicheos mundanos, los cuales, unidos al rodar de coches de lujo en la calle, no permitían oír con claridad el sermón. ¿Pero qué le importaba a Isidora el sermón, aunque saliera de labios elocuentes?

Ya que aquel señor Maltrana era tan bueno, podía ayudarla en su pleito, la magna empresa de su vida y de la de todos los Vargas del Solar, el objetivo de sus ilusiones en las horas de recogimiento, la única petición que ingería en sus rezos por la felicidad de su hija y los nietecitos.

Con la salve y la letanía no terminaban los rezos. Un paje que hacía funciones de monacillo al lado del maestre recomendaba después con su voz infantil: Digamos una Ave María por el navío y la compañía. Sea bien venida contestaba la multitud. Y cuando se finalizaba este rezo, el maestre saludaba a todos con grave compostura. Amén, señores, y que Dios nos buenas noches.

Eso no impedirá que te metan unas píldoras de plomo en esa grasa fría que forma tu cuerpo. ¡Qué horror! Por eso debes comprender, hombre linfático, que cuando se encuentra uno en el caso de morir o de matar, no puede uno andarse con tonterías ni con rezos. Las palabras rudas de Martín reanimaron un poco al demandadero. Al subir Bautista al pescante, le dijo Martín: ¿Quieres que guíe yo ahora?

Escuchaba Feli el ruido de sus zapatos al caer, los crujidos del jergón, los suspiros y rezos del devoto al tenderse. Luego venían los gritos de la pesadilla, los apóstrofes al Malo, para que se alejase con sus carnales tentaciones. Feli se acostaba después de media noche, aguardando en la obscuridad la llegada de Isidro, creyendo que era él cada vez que sonaban pasos en la escalera.

Encendieron una vela, y te aseguro que el tufillo de la cera, los rezos y aquel espectáculo me levantaron el estómago y me han puesto los nervios como cuerdas de guitarra. Yo no quería mirar; pero la curiosidad... eso es lo que tiene... me hacía mirar. Los ojos de Mauricia se le habían hundido hasta ponérsele en la nunca, y la nariz, aquella nariz tan bonita, se le afiló como un cuchillo.

Palabra del Dia

rigoleto

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