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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Para ello acude a Serafina, que está muy frescachona y floreciente y que sigue tan regocijada como en su primera juventud. En las barbas de don Alvaro se pone el bellaco de Calvete a retozar amorosamente con Serafina; y don Alvaro, fuera de sí, con espumarajos en la boca, grita como un energúmeno: ¡Ta, ta, ta, ta, ta!
Es tu acento el susurro que adormece del aura al retozar en la floresta, y el blando caramillo que solloza, bajo el beso lunar en primavera.
Tirando a la izquierda por detrás de aquella casa vieja dijo la Nela se llega muy pronto.... Pero aquí viene el Sr. D. Francisco. En efecto, apareció D. Francisco gritando: Que se enfría el chocolate.... Qué quieres, hombre.... Mi hija estaba tan deseosa de retozar por el campo, que no ha querido esperar, y aquí nos tienes de mata en mata como cabritillos... de mata en mata como cabritillos.
Lo burlesco de estas comedias no consiste en groseros chistes para disipar el mal humor, sino en la inteligente sonrisa de un espíritu superior, que parece retozar en todo el conjunto; cuando se muestra lo cómico de más baja ley, se reviste siempre con las gracias del ingenio; fuérzanos el gracioso á simpatizar con su alegría, porque sus burlas más locas y extravagantes no degeneran nunca en perversos y amargos sarcasmos; reimos con benevolencia, no movidos por amor propio ni por desprecio.
En casa, sin embargo, no le aguardaban grandes recreos: comer con su padre, besar a su hermanita, retozar con los criados en la cocina y salir a paseo en coche: y a cambio de estos gustos, contemplar todo el día el rostro de su madrastra que cada vez le parecía más aborrecible, y sufrir sus reprensiones y desdenes.
Haría tan mala obra en un momento de enajenación mental; pero Fausto debió preverlo, y en vez de ir á retozar con las brujas, poner á Margarita en una buena casa, cuidarla y darle bien de comer, y separar al niño de su lado para que no hubiese aquel estropicio que después hubo.
El barón de Morel había cenado aquella tarde antes de ponerse el sol, según su costumbre; visitó después las caballerizas, donde sus dos corceles de batalla, Darío y Armorel, descansaban de sus pasadas campañas, en unión de otros buenos caballos y de los palafrenes de las damas, y por último dispuso que los monteros sacasen á los perros y los dejasen correr y retozar en libertad por media hora en las avenidas del castillo.
Gonzalo, después de un rato de conversación en voz baja con su novia, se levantó, dió tres o cuatro vueltas por la sala, y vino a sentarse al lado de Venturita, con la cual solía tener jarana. Gustaban ambos de embromarse y retozar después que había nacido la confianza. La niña estaba dibujando unas letras para bordar. No vengas a hacer burla, Gonzalo.
Entretanto, las riberas se veian constantemente animadas por toda especie de animales selváticos, que salian de los bosques á retozar sobre la playa ó sobre los árboles de los ribazos.
Cuando ésta se hubo calmado llegaron á renovarla unos cuantos mozos de la Pola que entraron en la esfoyaza con más ganas de retozar y divertirse que de enristrar espigas. Los de Entralgo les siguieron el humor y por espacio de media hora aquel recinto fué una Babel.
Palabra del Dia
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