United States or Estonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Lo que tiene precisamente de irresistible ese centro, es su atmósfera elevada y purísima, donde el espíritu respira el aire vigoroso de las alturas. La ciencia, las artes, las letras, tienen allí sus más nobles representantes, y una hora en la Sorbona, en el colegio de Francia o en la Escuela Normal, hacen más por nuestra educación intelectual que un mes de lectura...

Calcule el lector que para anunciarse en algunos lienzos de pared, ha necesitado poner andamios ó empalizadas. No puede darse el caso de caminar por algun punto sin darse de cara con un letrero, con una enseña, con un aviso; como si el aviso fuese el aire que aquí se respira, el espíritu que todo lo mueve, el hornillo que todo lo calienta.

El americano se detiene entonces, respira un poco, y cuidando el capital, no cuenta ya la renta, pues sabe gastarla; el francés no sabe más que ahorrar. El francés sólo tiene un lujo verdadero: sus revoluciones. Prudente y cautelosamente se reserva para ellas, sabiendo que costarán muy caro a la Francia, pero al mismo tiempo darán ocasión a muy ventajosos empleos.

El doctor abrió la camisa y aplicó un extremo de la trompeta, inclinándose para poner su oído en el otro. «No te muevas... Ahora, respira fuerte... da un suspiro, pero un suspiro grande, como los de los enamorados». Me parece que estás de guasa. Pepe, por Dios, mira que esto es serio, muy serio. Llevo más de diez noches sin pegar los ojos, y tu dichoso digital no me alivia nada.

Una carcajada seca, sepulcral siguió á estas palabras mientras una voz ahogada respondía: ¡No! ¡piedad...! Era el P. Salví que rendido por el terror estendía ambas manos y se dejaba caer. ¿Qué tiene V. R. P. Salví? ¿Se siente mal? preguntó el P. Irene, Es el calor de la sala... Es el olor á muerto que aquí se respira...

El hombre nace con derecho al aire que respira, al sol que lo calienta, y debe exigir la posesión de la tierra que le sostiene. El suelo que cultiváis para que otro recoja la cosecha, os pertenece, aunque vosotros, infelices, envilecidos por miles de años de servidumbre, dudéis de vuestro derecho, temiendo avanzar la mano para que no os crean ladrones.

Todo respira aquí contra el arte, contra el arte único que conoce la humanidad, contra esa poesía santa y sublime que nos hace sentir el bien, la verdad y el amor, bajo la relacion de la belleza; pero de una belleza espontánea, impregnada en todo, en el ademan, en la mirada, en el movimiento, en la voz, en el cielo, en el aire, en la luz, hasta en el susurro de los árboles mecidos por la brisa.

Yo soy para vos ese demonio tentador que embriaga, que no se puede apartar de la memoria, que no merece ser amado y que no se ama, pero que se desea, que se desea con una sed insoportable, que hace arder nuestra cabeza en una fiebre dolorosa, y gemir nuestro pecho que respira mal, que está dolorido... y al mismo tiempo soy para vos la pobre mujer que ningún mal os ha hecho, á quien veis sufrir de una manera desesperada, cuyas lágrimas no podéis secar, cuyo corazón no podéis dilatar, cuya agonía no podéis curar; un deseo vehemente... una compasión profunda... eso es lo que yo inspiro... ¡amo! ¡amor! ¡oh!

El hombre respira, y yo no me ahogo; él se beneficia, y yo no me perjudico. ¿No fuera pecado mortal obrar de otro modo? Pues, señor, lo que yo digo: si el dinero no ha de servir más que para irle amontonando, o para sacar la entraña a mi vecino, vaya a la porra ese metal, que nunca debe ser metralla para nadie. ¿Se va usted enterando, señora marquesa?