Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 27 de noviembre de 2025


Y levantando con repugnancia la cabeza veía que en aquellos alredederes no había más ser humano que aquel hombre que todos consideraban un santo. Otras veces creía tener á su lado á una hermana en la culpa, y al levantar los ojos tropezaba con la forma de una devota y áspera matrona, cuyo corazón, según la creencia pública, había sido un pedazo de hielo durante toda su vida.

Estoy mejor, gracias. Si sigo así, me parece que mañana o pasado a todo tirar me levanto. ¿Te han curado la cantárida? Ventura se puso a ello ahora; pero no ha concluído respondió, volviendo a fruncir la frente. ; acabo de encontrármela en el pasillo, y me ha dicho que te has incomodado porque te figurabas que lo hacía con repugnancia dijo Cecilia sonriendo con bondad.

Aún se detuvo unos segundos: sentía repugnancia de entrar. Por fin llamó, oyose dentro el sonido de la campana y abrió una mujer vestida de suerte que, sin ser el traje religioso, quería parecerlo.

Nos parece la ambrosía de la cual hablan las mitologías antiguas. Extiéndese á nuestros pies, en la llanura, allá lejos, muy lejos, un espacio brumoso y sucio donde nada puede distinguir la mirada: aquella es la gran ciudad. Y pensamos con repugnancia en los años que hemos tenido que vivir bajo aquella nube de humo, de polvo y de alientos impuros.

No debía recordarle aquello: le causaba vergüenza y repugnancia. Ya no pudieron hablar más. Entró doña Cristina, pero esta vez seguida de su hija y Urquiola. Después de despedir á las amigas, se trasladaban al despacho para sentarse en torno de Sánchez Morueta, interponiéndose entre él y el doctor, como si quisieran evitar todo contacto entre ambos primos.

Otras, venciendo con su pensamiento, toda repugnancia, de igual manera se acercaba al lecho de muerte, que servía las más débiles necesidades del enfermo, descollando siempre por el vigor de su fe, por la energía de su carácter, y por su gran fuerza de voluntad.

Viéndome forzado a alimentar el espíritu de todo ello, llegué poco a poco a paladearlo sin repugnancia, y muy pronto acabé por encontrarlo agradable a falta de cosa mejor. Lo mismo me había pasado con los condumios de Facia.

Aquel bruto le causaba repugnancia por el furor con que defendía sus nuevas creencias, sólo comparable a la bestialidad con que había sustentado las anteriores. Además, le era antipático por el provecho que sacaba de su conversión, explotando al señor Vicente y amenazándole cuando no le daba bastante.

No hubo tampoco medio de que tomara exclusivamente leche. ¡Huy! ¡qué repugnancia! No la puedo pasar. ¿Y quiere que sacrifique los últimos años de mi vida, ahora que podría morir contenta? Lidia no pestañeó. Había hablado con Nébel pocas palabras, y sólo al fin del café la mirada de éste se clavó en la de ella; pero Lidia bajó la suya en seguida.

Estaba tan gracioso que, a pesar de la repugnancia que me inspiraba aquella farsa burlesca que era una profanación, no podía guardar mi seriedad ante aquella cara mofletuda, aquella nariz arremangada y aquellas muecas de compunción. La risa me retozaba en los labios, y puedo asegurar a usted, señor cura, que contra mi voluntad.

Palabra del Dia

reclinados

Otros Mirando