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Actualizado: 5 de octubre de 2025
»Y hagamos un alto aquí, porque me asalta de repente una sospecha reparando en el calor de lo que dejo escrito sobre el hijo del boticario de Villavieja, y recordando lo maliciosa que eres tú.
Pero Dios Nuestro Señor tomó por su cuenta el remediar este escándalo, y no tardó mucho en darle su merecido, quitándole de allí á poco la vida y arrojándole al abismo, reparando juntamente los daños que pudiera haber causado y causaría en adelante.
Le aseguro que necesitamos mucho de su ayuda, porque, no puede negarse, tenemos la desgracia de ser muy ricas... Reparando que á estas palabras, la prima en segundo grado, encogía los hombros: Sí, mi querida señora Aubry; prosiguió la señora de Laroque sostengo lo que he dicho. Dios ha querido probarme al hacerme rica.
D. Jaime, sin responder palabra, bajó la escalera y salió de casa con traza de ir muy desabrido. Aquella tarde, reparando Andrés en una herida reciente que Rosa tenía en la mejilla, le preguntó con interés: ¿Qué es eso, Rosita? Que me he lastimado con una rama al coger manzanas. ¿Por qué te subes a los pomares?... Un día vas a matarte.
Era de carácter alegre y cariñoso, y nunca podía negar nada a su hija Luisa, una niña recogida en tiempos lejanos de entre esos miserables heimatshlos herreros, caldereros sin casa ni hogar, que van de pueblo en pueblo reparando sartenes, fundiendo cucharas y componiendo la vajilla rota. Hullin consideraba a Luisa como hija propia, y había olvidado que pertenecía a una raza extranjera.
Reparando en seguida en el sátiro cartelón, derribolo con su menudo pie, murmurando: ¡Animales! epíteto que probablemente, en aquel momento, clasificaba con toda oportunidad en su mente a la población masculina de Red-Gulch; pues doña María, poseída de ciertas maneras rígidas que le eran propias, no apreciaba aún debidamente la expresiva galantería por la que el californiano es tan justamente celebrado de sus hermanas californianas, así es que tenía tal vez muy bien merecida la reputación de tiesa que gratuitamente la habían otorgado sus conciudadanos.
En el siglo XVII, no obstante tantos castigos, viéronse fijados en las casas mas principales de algunas ciudades i villas unos infames carteles que decian: Viva la ley de Moisés y muera la de Cristo, que lo demás es mentira. Un solo hombre quiso remediar estos desórdenes, reparando al mismo tiempo la falta de poblacion que tenia España ocasionada por las dos espulsiones de judíos i moros.
Y esto ansí hecho, el Inca é los señores é los demás caciques, anduvieron fortaleciendo y reparando estas veras destos dos arroyos de la ciudad del Cuzco, que ya habeis oido, andando siempre ansí él como ellos sobre los tales obreros que en la tal obra andaban, dándoles la más prisa que podian á que con toda brevedad hiciesen y acabasen los tales reparos y fortalecimientos, en la cual obra estuvieron cuatro años, dándose la brevedad que les fué posible hacer é acabar su obra.
Lejos de ello, don Santiago, temiendo haberse corrido demasiado allá en sus palabras, y reparando por primera vez en que había, aunque remota, alguna semejanza entre los casos maldecidos por él y el caso de la marquesa, se apresuró a responder: Nada hay en el relato de usted, mi distinguida y respetable señora, que merezca esa pena tan dura.
Hizo un gesto avinagrado, dejó escapar un sonido gutural inadmisible, y levantándose en calzoncillos, sacó de su armario la botella del ron, que colocó sobre la mesa de noche. Tornó a acostarse. Después, grave y solemnemente, con el vaso en una mano y la botella en la otra, fué reparando el yerro de la criada.
Palabra del Dia
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