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Está dando órdenes a los caballeros y a la corte; ahora extiende el cetro ya al Norte, ya al Mediodía; todo es suyo; es el señor del cielo y de la tierra... ¡Pobre hombre! ¡Sólo de verle con los calzoncillos que lleva y con la piel de perro pelada a la espalda, siento frío en los huesos!

Cuando la condesa tenía excitados los nervios por la infidelidad de alguno de sus jóvenes admiradores arrojaba escaleras abajo las camisas y calzoncillos del conde, ordenándole como una reina ofendida que desapareciese para siempre.

Los hombres, en camisa y calzoncillos, avanzaban a gatas como corderos blancos. Iban de unas cepas a otras, arrastrando el vientre sobre la tierra caldeada. Los sarmientos esparcían sus pámpanos rojizos y verdes a ras del suelo, y las uvas descansaban en la caliza, que las comunicaba hasta el último instante su generoso calor.

Al término de nuestras miserias tocamos, y al principio de nuestra ventura. En las inmediaciones del pueblo encontráron á un negro tendido en el suelo, que no tenia mas que la mitad de su vestido, esto es de unos calzoncillos de lienzo crudo azul, y al pobre le faltaba la pierna izquierda y la mano derecha. ¡Dios mió! le dixo Candido, ¿qué haces ahí, amigo, en la terrible situacion en que te veo?

Es curioso el cánon 22 del concilio de Aquisgran, que previene todo lo que constituye el vestuario del monge. Encárgase en él al abad que á cada religioso los efectos siguientes: dos camisas, dos túnicas, dos cogullas, dos escapularios, cuatro pares de calzas, dos de calzoncillos, dos de zapatos.

, Señor, respondió el negro; así es práctica: nos dan un par de calzoncillos de lienzo dos veces al año para que nos vistamos; quando trabajamos en los ingenios de azúcar, y nos coge un dedo la piedra del molino, nos cortan la mano; quando nos queremos escapar, nos cortan una pierna: yo me he visto en ámbos casos, y á ese precio se come azúcar en Europa; puesto que quando en la costa de Guinea me vendió mi madre por dos escudos patagones, me dixo: Hijo querido, da gracias á nuestros fetiches, y adóralos sin cesar, para que vivas feliz; ya logras de ellos la gracia de ser esclavo de nuestros señores los blancos, y de hacer afortunados á tu padre y á tu madre.

Apolonio, con aquella su portentosa ineptitud para percibir la realidad externa, volvió a su casa convencido de que no había habido, en los anales de la dramaturgia, triunfo como el suyo. Ya en calzoncillos, antes de sepultarse en el camastro, dijo entre , fijando el dedo índice en medio de las cejas: «El derrotero está trazado.

39 Y bordarás una túnica de lino, y harás una mitra de lino; harás también un cinto de obra de recamador. 41 Y con ellos vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los ungirás, y llenarás sus manos, y santificarás, para que sean mis sacerdotes. 42 Y les harás calzoncillos de lino para cubrir la carne vergonzosa; serán desde los lomos hasta los muslos:

JULIETA. ¿Estuviste también de juerguecita...? RAQUEL. ¡Estuve bailando con los norteamericanos hasta las dos de la madrugada...! No dónde tengo las piernas... ¡Y este endiablado estudio apenas está empezado...! ELSA. ¡A me da miedo pensar que tengo que cubrir de color este lienzo...! Lo único que me interesa de todo esto son los calzoncillos, porque es lo más fácil de hacer.

Una cabeza de madonna prerrafaelista, con ojos de un azul verdoso, muy inquietante; habla el francés con un acento inglés apenas perceptible. Llega la primera a clase y se instala ante su lienzo. El modelo está ya allí: es un mozo fornido, completamente desnudo; pero que lleva, por decencia, unos minúsculos calzoncillos rojizos. EL MODELO. ¡Señorita White...! Llega usted antes de la hora...